Por. Abigail Ramírez C.
En septiembre de 2022 tuvo lugar en Santiago un encuentro de DDHH que, entre otros, contó con los saludos de la presidenta de abuelas Estela de Carlotto, del juez español Baltasar Garzón, la destacada jueza y defensora de los DDHH venezolana María Alejandra Díaz y otros destacados defensores de estos derechos en distintos lugares del planeta que concurren al evento fundacional de derechos humanos sin fronteras.
En el año trascurrido y en forma muy discreta, pero efectiva, esta ONG se ha hecho presente en zonas de verdadero conflicto en el tema de los derechos humanos, como fueron sus visitas a Venezuela donde, además de las autoridades chavistas, el presidente de esta fundación se reúne con el secretario general del partido comunista, hoy opositor a Maduro y familiares de sindicalistas y otros presos encarcelados por su activismo político, sindical o social; también estuvieron en Haití, después de lo cual elaboran un uniforme que es entregado en las oficinas del alto comisionado de la ONU para los DDHH en Ginebra. Se han entrevistado y recogido estremecedores testimonios de victimas del frente Polisario que han debido pasar años en cárceles secretas ubicadas en Argelia, además de escuchar a familiares de personas desaparecidas y mujeres violadas por inescrupulosos de la cúpula de este grupo armado.
En sus visitas a Colombia, Ecuador, México, el Sahara, Perú, Costa Rica y especialmente Argentina, DHSF, además de mantener una relación directa con presos mapuche y sus familiares en el sur de Chile, construye lazos con importantes organizaciones de DDHH, sindicales, de la naturaleza y culturales en 3 continentes que hoy son parte de esta fundación que, para el próximo año, prepara su segundo encuentro internacional de defensores y defensoras de los derechos humanos.
Pero no todo ha sido fácil pues, al proclamar la universalidad de los derechos humanos y su condena donde quiera estos sean violados, que no solo significa denunciar a las dictaduras de derecha, sino también cuando en estos delitos incurren quienes se proclaman de izquierda, como es el caso de Venezuela, Irán, Nicaragua, Ecuador o el Polisario, cuestión que les ha generado y obliga a superar problemas y disidencias internas.
Un antecedente importante es lo que ocurre con motivo del 50 aniversario del golpe de estado en Chile, donde esta fundación aparece como uno de los patrocinadores de la visita de Baltasar Garzón a Chile.
En la agenda del juez español aparecían actos con personas que guardan silencio frente a violaciones de los DDHH en Venezuela, Nicaragua y el norte de África, antecedente que los obliga a “desmarcarse” de las actividades de Garzón en Chile.
Una de las razones es que el estudio del juez defiende a Alex Saab, colombiano que ha sido condenado en su país por actividades ilícitas y viaja por el mundo con pasaporte diplomático de Venezuela, por lo cual es apresado y acusado de lavar millones de dólares de Nicolás Maduro, cuestión que, a la luz de antecedentes que el propio partido comunista de Venezuela aporta a derechos humanos sin fronteras, como dice su declaración “por principios, por ética y por moral, se hace imposible mantener esta relación.
Su participación en el III foro mundial de los DDHH, donde proclama la universalidad de estos derechos y su defensa bajo cualquier régimen o circunstancia, ha convertido a esta ONG en una de las organizaciones más serias al momento de entregar emitir informes, cuestión que marca la diferencia con otras instituciones cuyas opiniones están sujetas a influencias ideológicas, económicas o de gobiernos.
Por los acuerdos logrados con otras organizaciones de América latina, muchas de ellas vinculadas a la izquierda histórica pero que, a diferencia de los “conservadores del marxismo” y cuyo discurso parece más cercano a los tiempos de la guerra fría que al siglo XXI que tiene nuevos paradigmas, derechos humanos sin fronteras, que nace para defender estos derechos, claramente DHSF también se ha convertido en un referente para quienes, desde el mundo progresista, aprenden de sus errores y asumen como suyos la defensa de la democracia y los derechos humanos, lo que nos trae a la memoria el recuerdo de Salvador Allende condenando la invasión soviética a Checoslovaquia en 1968 y la defensa irrestricta de la institucionalidad democrática hasta el último día de su vida.
Claramente, esto recién comienza.
Fuente: Portal Noticioso.