Por Ismael Sambrano R. / Capítulo Argentina DHSF.
Sin duda ha sido un año malo para el Polisario en América Latina. Hace 15 años el frente polisario actuaba sin contrapeso en las organizaciones sociales de nuestro continente, tenía amigos en los parlamentos donde se presentaba como un movimiento de liberación que luchaba contra una monarquía conservadora que había ocupado su territorio en el Sahara y que violaba los derechos humanos.
En Argentina, además de este discurso, se agregaba que los representantes de Marruecos en este país defendían a violadores de los DDHH, justificaban la dictadura de Videla y a otros dictadores del continente. A madres y abuelas bastaba este argumento para manifestarse contra la “ocupación de Marruecos en el Sahara”.
Pero desde entonces hasta esta fecha las cosas han cambiado, y mucho, llegando a este año de 2023 donde, y a pesar de sus protestas, se les negó su participación en el III foro mundial de los derechos humanos debido a que los dirigentes del Polisario “se encontraban investigados en tribunales internacionales por graves violaciones a los derechos humanos”, además de información concreta sobre robo de ayuda humanitaria que, desde Europa, se reunía para enviarla a campamentos de refugiados que este grupo mantiene en territorio de Argelia, además de otros delitos graves, como violación de mujeres por parte de los dirigentes y uso de niños en cuestiones militares, lo que se encuentra expresamente prohibido por acuerdos de organismos internacionales.
Trascurrido el evento y en conferencia de prensa el representante Polisario en Argentina, acompañado del premio nobel Alfonso Pérez Esquivel, denunciaron a los organizadores del evento internacional de los DDHH por su sectarismo y la exclusión de 2 propuestas que el polisario había preparado especialmente para este foro mundial. Lo cierto es que mientras este grupo era excluido de este importante foro, en un panel patrocinado por Derechos Humanos Sin Fronteras y en el recinto donde se realizaban presentaciones de las organizaciones seleccionadas para participar en el evento, pudimos escuchar a ex miembros del polisario denunciando con antecedentes y pruebas los abusos, delitos y crímenes de este grupo.
Lo ocurrido durante el foro mundial de los DDHH es la culminación de un proceso ascendente de desenmascaramiento del polisario en América Latina, donde los parlamentos, después de conocer la propuesta de Marruecos para el Sahara, dejaron de hacer declaraciones en favor de este grupo. Lo anterior también se refleja en organizaciones de la sociedad civil, muchas de ellas que, antes de recibir información y antecedentes sobre lo que realmente ocurría en “zonas liberadas”, los escuchaban y ahora, después de conocer los antecedentes, le retiran su apoyo y manifiestan sentirse engañados por “verdaderos delincuentes”, que viven de estas mentiras.
En este nuevo escenario es importante lo que ocurre a partir de la visita del presidente de derechos humanos sin fronteras a Venezuela donde se reúne con autoridades de gobierno, a quienes entrega la propuesta de Marruecos para el Sahara y con víctimas del régimen, familiares de presos políticos y organizaciones políticas, entre otras con el partido comunista que, además de escuchar con atención la información sobre el Sahara, denuncian que se sienten engañados, traicionados y perseguidos por Maduro, el que encarcela a sus militantes y dirigentes sindicales, de la misma forma que hace Ortega en Nicaragua contra ex comandantes Sandinistas y el polisario contra sus propios fundadores en el norte de África, donde son perseguidos, encarcelados y asesinados en territorio de Argelia.
Por otra parte, la izquierda decente del continente no se vincula con este tipo de personajes, empezando por la familia del ex presidente Allende en Chile, o madres y abuelas de nuestra Argentina, además de importantes centrales sindicales y el propio presidente de Chile, Gabriel Boric que, explícitamente, ha condenado las violaciones a los DDHH de los aliados del Polisario en Nicaragua y Venezuela, países que, bajo la conducción de Ortega y Maduro, son respaldados por grupos mercenarios paramilitares que, con las armas y tal como hace el Polisario en Argelia, con la represión esperan ocultar sus delitos y la corrupción que los anima. Esta nueva izquierda que, como el presidente Allende en Chile, cree en la democracia y los DDHH, ha tomado nota de los delitos del grupo Polisario, cuestión que explica la nula credibilidad de este grupo, además de las organizaciones de la sociedad civil, en los parlamentos de la región, donde se valora y agradece la propuesta de autonomía regional para el Sahara presentada por Marruecos en Naciones Unidas.
Hace unos días, conversando en Buenos Aires con una de las abuelas y el presidente de la fundación derechos humanos sin fronteras sobre el Sahara, nuestra abuela, abrazando a Moraga le dice: “A esa gente, cómplices de violaciones y tantos delitos, que persiguen a sus propios compañeros, no vale la pena tomarlos en cuenta, púes Ortega, Maduro y estos del polisario, son payasos del mismo circo, que no merecen nuestra preocupación ni tiempo”.
Sin duda, 2023 no fue un buen año para el Polisario en América Latina