De la Guerra a la Paz: Conflictos Armados y Lecciones Aprendidas de Colombia y Marruecos

Por Erika Botero. / Directora Jurídica. / Derechos Humanos Sin fronteras.

En días pasados, en el marco del 75º aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el rey de Marruecos, Mohamed VI, pronunció un mensaje que resonó en mi corazón y en mi mente. En su discurso, hizo un llamado a la paz y al diálogo como las únicas vías viables para resolver conflictos.

Como abogada de derechos humanos que ha trabajado en Colombia, un país marcado por la guerra, las palabras del rey Mohamed VI me conmovieron profundamente. Al igual que él, estoy convencida de que la paz es el único camino hacia un futuro mejor para todos.

En mi labor con las víctimas de conflictos armados, he sido testigo del sufrimiento que estos generan. He visto familias destrozadas, niños huérfanos y personas traumatizadas. He presenciado cómo la guerra destruye vidas, comunidades y obstaculiza el desarrollo de los países. Según las Naciones Unidas, en 2022 se registraron más de 10.000 muertes en conflictos armados en todo el mundo.

Los niños son especialmente vulnerables en los conflictos armados. Según UNICEF, en 2022, más de 2.000 niños murieron en conflictos armados y más de 6.000 fueron reclutados por grupos armados.

Es por ello que resulta desgarrador ver que el conflicto del Sahara sigue sin resolverse. Este conflicto ha causado un gran sufrimiento a la población saharaui, que lleva décadas viviendo en un limbo político y humanitario. La propuesta de autonomía para el Sahara presentada por Marruecos representa una oportunidad para poner fin a este conflicto de manera pacífica. Esta propuesta ofrece a los saharauis un alto grado de autogobierno, respetando la soberanía de Marruecos. Creo firmemente que esta propuesta es la mejor opción para la paz en la región.

Es una propuesta justa y equilibrada que tiene el potencial de satisfacer las aspiraciones de la población saharaui.

Durante mi visita a Marruecos, tuve la oportunidad de hablar con víctimas del conflicto en esta región de África. Al igual que las víctimas en mi país, la guerra ha devastado sus vidas. Sin embargo, es notable cómo las políticas públicas del Reino de Marruecos han logrado traducirse en paz social y en una mejora en la calidad de vida de las personas, quienes hoy tienen un mejor acceso a los bienes y servicios del estado. Es admirable también el impacto que estas directrices han tenido en la reconstrucción de sus comunidades.

En términos de similitudes institucionales y administrativas entre Colombia y Marruecos en el manejo de las víctimas, ambos países han demostrado un compromiso significativo para fortalecer la cooperación en materia judicial. Por ejemplo, oficiales marroquíes han recibido capacitación por parte de la Policía Nacional de Colombia en un esfuerzo por fortalecer la prevención del delito y reducir la criminalidad. Este tipo de cooperación bilateral es un testimonio de la voluntad compartida de ambos países para aprender y crecer juntos. Además, los dos países han mantenido un diálogo político fluido y constructivo, apoyado por una convergencia de puntos de vista sobre múltiples cuestiones de orden regional e internacional. Han trabajado juntos en varios proyectos de cooperación en áreas como agricultura, seguridad, deporte, turismo, artesanías y archivo.

En los últimos años, Marruecos ha realizado importantes avances en la promoción y protección de los derechos humanos, tanto a nivel nacional como internacional. Algunos de los logros más destacados de Marruecos en materia de derechos humanos incluyen la adopción de una nueva Constitución en 2011 que consagra los derechos humanos como un valor fundamental del Estado, la creación de una Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) independiente y autónoma, y la reforma del Código Penal para eliminar las penas crueles, inhumanas o degradantes.

Los conflictos armados tienen un impacto devastador en la economía y la sociedad, causando desplazamientos masivos, destrucción de infraestructuras y pérdida de oportunidades económicas. La paz es el único camino para poner fin al sufrimiento y la muerte causados por los conflictos armados. Estoy convencida de que la paz es posible en el Sahara. Un acuerdo negociado, como la propuesta de autonomía, puede poner fin a este conflicto de manera estable y duradera, por esta razón, las palabras de Su Majestad tienen más vigencia que nunca en un mundo convulsionado e inestable.

Derechos Humanos Sin Fronteras, celebra esta disposición de garantizar los derechos humanos y la búsqueda incesante de la paz, no solo a nuestros hermanos saharaui, sino en cada rincón del mundo.