Dr. Mario H. Concha Vergara, Ph.D. –
Vicepresidente ONG. Rehabilitación y Esperanza (RYE).
En la Cuenta Pública de 2019 el presidente Sebastián Piñera se olvidó mencionar las propuestas de su ministerio de Educación dirigido por la ministra Marcela Cubillos S., ex Ministra del Medio Ambiente, en donde pasó sin pena ni gloria, ex Diputada (Durante este período legislativo fue parte de las comisiones permanentes de Constitución, Legislación y Justicia; Derechos Humanos; y de Educación. Además integró, a partir de noviembre de 2004, la Comisión Especial de Drogas; y a partir de julio de 2005, la Comisión Especial encargada de formular propuestas para mejorar la educación chilena), ex Profesora de Derecho, en la Universidad Católica, miembro connotada de la UDI y connotada pinochetista. La ministra con ese currículo aparentemente no ha entendido a los grandes filósofos e historiadores y decidió borrar de una plumada la asignatura de historia en la educación secundaria siendo esta asignatura parte del currículo de la educación nacional chilena junto a Lenguaje y Comunicación, Biología, Química, Física, Historia y Geografía que quedarían eliminadas de acuerdo al gobierno, Inglés, Educación Física, que también quedaría eliminada, Artes Musicales y Visuales, Educación Tecnológica, y Filosofía.
Para la ministra no existe razón alguna para que los chilenos del futuro sepan las razones de la sociedad para crear una nación llamada Chile, cuyos principales aborígenes los Mapuches contribuyeron junto a Bernardo O’Higgins, a quien criaron desde niño, le enseñaron sus costumbres, cultura, idioma a crear la patria actual siendo en muchos casos discriminados y perseguidos a pesar de su gran contribución histórica que no quieren que se sepa. El gran filósofo Hegel dijo que los grandes hechos y personajes aparecen al menos dos veces; el gobierno tampoco quiere que eso se sepa. No se quiere que los estudiantes sepan de la Revolución Francesa de Desmolins, Robespierre, Dantón, Napoleón, Saint Just, etcétera pues son peligrosos para el pensamiento, así como no quieren que se sepa de Descartes. No quieren que se sepa que “el Huacho Riquelme” era O’Higgins, que San Martín era pro-chileno, que Arturo Prat fue Comandante de la Esmeralda por castigo de su Almirantazgo por haberle ganado dos juicios a la Armada. No quieren que se sepan los principios de Kant pues este nos compara a las abejas y hormigas (y no dejó de tener razón). Kant formulaba que las viejas generaciones construían en la nueva edificios sin bases y esto es lo que hace la Ministra Cubillos avalada por su Gobierno y Partido pinochetista. Kant planteaba que de qué servía elaborar una Constitución sin conocer la historia de los Estados, el manejo de las relaciones exteriores, el manejo de la propia sociedad, el comportamiento de los políticos (como la señora Cubillos que pasará a la historia que quiere borrar).
La señora Cubillos no entiende que la historia no son solo los hechos, las fechas, los nombres; la historia es entender la geografía para saber lo sucedido. Braudel decía que la geografía es parte importante de la historia. “Es parte de la narrativa”.
La complejidad en hacer historia, señora Ministra, cuestión que al parecer usted no entiende, es que ésta se enfrenta a un personaje espacial (por espacio) no humano, y que no se puede escribir la historia tal como “las cosas sucedieron”, pues existen varios personajes espaciales; en otras palabras debemos aprender a interpretar los hechos, sus seres, y sus lugares. No es lo mismo señora Ministra hablar del Desastre de Cancha Rayada que del Desastre de Rancagua. En otras palabras la historia no se debe quedar en los positivistas. En la historia los documentos deben saber hablar, deben ser piedras, camino (cosa que no quiere la UDI); es decir hacer hablar a las piedras. La historia no es solamente el estudio de los vivos a los muertos. Lo peligroso de la historia para ciertos grupos etarios y políticos es que esta también debe estudiar a los vivos, discutirlos, de esta manera esta ciencia nos permite hacer futuro.
El gran filósofo francés Jean-François Lyotard plantea que la historia puede ser irreal, fábula y nos coloca en dilemas de si esta es cierta. Por eso Braudel, historiador y filósofo francés que seguramente no conocen los miembros del gobierno actual (ni pasado) la historia debe ir más allá (no eliminándola) que la simple narración de hechos y fechas sin sentido. Lo que plantea el gobierno del presidente Piñera es lo mismo que planteaba Margret Tatcher en los setenta (lo viví yo y mis hijos), a través de una teoría del embudo (Filtering Theory) en donde sólo las sociedades más avanzadas obtendrían el conocimiento, el saber y la sociedades marginales recibirán lo que las más adelantadas quieran. Para ellos la cultura es un bien que debe ser vendido y debe ser consumido y valorado como una nueva producción. En otras palabras suprimir la Historia es suprimir a los rotos, a los descamisados, a los pobres de la historia patria, a quienes protestan. Es por eso que para Lyotard el poder está en el saber y esto son caras de la misma moneda pues “¿Quién decide lo que es saber, y quién sabe lo que conviene decidir? Esta cuestión del saber, obviamente, es del gobierno”
El gobierno debe distinguir entre el poder omnímodo y el poder democrático; ¿será por eso que los congresistas dicen Parlamento y Parlamentarios en lugar de Congreso y Congresistas? ¿No quieren que los estudiantes de hoy sean reflexivos, críticos, analistas, hermenéuticos, capaces de preguntarse los valores, los objetivos, lo cual llevaría a la sociedad actual y futura a entender que nada está separado de lo otro. Afortunadamente, en la sociedad actual, por si no lo entiende la sociedad política gubernamental, tenemos la informática lo cual nos permite terminar con el peso específico del Estado; es decir, si no desean controlar a Google y otras plataformas informativas, tendremos la posibilidad de hacerle peso al Gobierno de turno. Los chilenos (y el resto de la humanidad) tienen dos formas de vivir la historia: de una manera pasiva (no les interesa, ni la entienden, ni aprenden de ella) o de una manera activa (viven la historia día a día, son parte de ella). La historia es una realidad móvil; no es estática pues es parte del todo como decíamos anteriormente. Los animales viven de su instinto, no necesita memoria pues vive de acuerdo a lo que hacían sus antepasados hace miles de años. El ser humano, por el contrario vive de una realidad mudable de acuerdo a su geografía, de sus antepasados y de sus presentes que ya han hecho historia, de su creación, de su experiencia. El sentido histórico está siempre implantado en el sentido actual de la vida. La ministra de Educación sabe que el Derecho Romano se lo debe a la Historia y si ella es abogada debe saber que necesitó de la historia para comprender los cambios sociales. Es así que el humano necesita de la historia para entender los fenómenos naturales, del por qué, cuándo, dónde y cómo. Chile es un país de terremotos, y de ellos se ha aprendido gracia a la historia. En otras palabras la Historia nos permite conocer de la realidad con conocimientos que nos permiten obtener una orientación permanente y segura del destino. Por ejemplo, aprendimos que Chile no podrá tener otra dictadura tan violenta y asesina como la de Pinochet, dictadura muy defendida por el Partido de la Ministra de Educación.
Hemos aprendido de los terremotos para construir mejor, para ponernos a salvo de los tsunamis, de los saqueos, etcétera. En general podemos decir que entender la historia parte del presente, pues cuando usted termine de leer este artículo él ya será historia aunque la ministra Cubillos, su partido UDI y su gobierno no lo quieran.