Dr. Mario H. Concha Vergara, Ph.D., Director ONG Rehabilitación y Esperanza.
Chile es un país paradojalmente, de paradojas. El Estado chileno, a partir de la dictadura militar se niega a enseñar historia, ni la historia universal ni la historia patria. Eso, lógicamente es miedo; miedo a la verdad, verdadera. Temor a que se sepa lo ocurrido. Y no se quiere que los futuros ciudadanos aprendan de los errores del pasado. También se opone a la práctica de la gimnasia, de los deportes y otras actividades físicas para los estudiantes; es decir, en nuestras escuelas ni colegios no habrá educación física. ¿Será que por eso estamos tan atrás en el medallero continental de los distintos deportes competitivos? ¿Serán estas las razones de que nuestros niños y jóvenes están cayendo, cada día más en el alcoholismo y la drogadicción?
De acuerdo al 12° Estudio Nacional de Drogas en Población Escolar de Senda, uno de cada tres jóvenes entre 13 y 17 años consumió marihuana, mientras que un 64% dice haberse embriagado en el último mes. Este informe, está basado en encuestas que no siempre dicen la verdad; o que tienen su parte oculta; o que no muestran ambas caras de la moneda. Nada se dice de los hogares de esos jóvenes.
Lo anterior nos muestra como el país más atrasado en la protección a los jóvenes: El reciente Informe sobre elConsumo de Drogas de las Américas 2019, desarrollado por laOrganización de Estados Americanos (OEA), reveló que losestudiantes secundariosde Chileson los que presentan unmayor consumo principalmente en cocaína, marihuana y tabacoentre otros 32 países de la región. El documento evidencia que elconsumo de tabacopor parte de los escolares alcanza el 24%, en comparación a países como México, Argentina y Bolivia, que no superan el 15%. Lo extraño de todo esto es que Chile ni siquiera es un gran productor de las sustancias psicotrópicas sien México el país que está a la cabeza de la producción de marihuana, seguido por Bolivia en la producción de cocaína y de Argentina (el norte del país) en la producción de cocaína y marihuana.
El 30% de los estudiantes de enseñanza media chilenos reconoce consumir marihuana. Estados Unidos y Antigua y Barbuda tienen un porcentaje menor al 25%. Respecto a la cocaína, los chilenos secundarios superan el 4%.
Ante esta información, el ministro de Salud de Chile Emilio Santelices, comentó a que estas cifras son alarmantes y que “coinciden con la baja percepción de riesgo que tienen los jóvenes del daño que las drogas producen en el sistema nervioso”. El ministro de salud, sin embargo, no ha señalado la baja percepción de riesgo que tiene este gobierno (así como los anteriores) de lo que viene sucediendo en el país en materia de adicciones. La ONG Rehabilitación y Esperanza (RYE) ha venido denunciando por años que el problema de las adicciones son una enfermedad que de no tratarse a tiempo destruirán las bases sociales de la nación chilena.
RYE ha denunciado que el mal producido por las adicciones significa que de cada 10 presos 8 son hijos de presos; que cada 3 niños 1 consume droga y que esto va en aumento; y como demuestra el estudio de la OEA nuestro país es el primero en adicciones infantiles y juveniles. El SENDA, organismo encargado por el Estado chileno del combate a las adicciones a pesar de los miles de millones de pesos que se les asignan anualmente, ha sido incapaz de crear suficientes centros de salud pública para el tarto de las adicciones sin costo para el paciente, al cual, finalmente hay que hacerle un seguimiento.
Santelices dijo que las drogas generan “un daño neurológico permanente e incluso irreversible, particularmente en los adolescentes, grupo en el que precisamente se está revelando un alto consumo”. Esto es bastante grave y no se muestran verdaderas intenciones de atacar el flagelo lo cual obviamente no es solo por la vía policial-judicial sino que por la vía educacional. Esto es un problema social-cultural.
Por su parte, el presidente del Colegio de Profesores, Mario Aguilar, aseguró que este “es un problema que los profesores constatamos empíricamente”. “Hay venta de drogas en las cercanías a colegios” y hay “alumnos que llegan en un estado alterado” a las aulas, reveló Aguilar. Pareciera que Aguilar no se atreve a decir que la droga corre dentro de las aulas escolares ¿Miedo?
LaOrganización Mundial de la Salud (OMS) informó recientemente en un informe de consumo general de la población que Chile es el cuarto país del continente con más consumo de alcohol; tercero en marihuana y cocaína; y primero en tabaco. Este informe se refiere a todas las edades, no solamente a los adultos. Las recomendaciones de los organismos internacionales, desgraciadamente, se basan en el uso de la fuerza para el combate a la drogadicción. Otros países o Estados han legalizado algunas drogas pensando en que bajaría su consumo y probaron estar equivocados.
Las adicciones, como lo plantea RYE deben ser tratadas como enfermedades y darle el tratamiento ad-hoc a los enfermos. Para esto, es gobierno, en especial las municipalidades que son las que sufren más de cerca este problema deben considerar que cada drogadicto o alcohólico es parte de una familia, la cual ya está contaminada, o es enferma, o no sabe cómo tratar con el problema. Las municipalidades son los entes del Estado que están más cerca de la ciudadanía y deben considerar los medios necesarios para ayudar a los alcohólicos o adictos que son enfermos que requieren de un trato solidario y amable, tratando este mal como un tema de Estado y no político pues para estos enfermos no existen las diferencias políticas, sociales o económicas y menos religiosas.
El Estado debe invitar a todos los involucrados a sanar la sociedad y pensar que los niños, los jóvenes y adultos merecen un trato solidario para salir de sus adicciones y alcoholismo. La lucha es por un cambio cultural-social y no por el castigo.