Por Juvenal Urízar Alfaro, Abogado. Asesor Fundación Clotario Blest.
Hemos conmemorado un aniversario más del día internacional de los trabajadores, un feriado internacional y que en Chile es laboralmente irrenunciable para la abrumadora mayoría de los trabajadores. No obstante lo anterior, en nuestro país dos hechos han ensuciado dicha jornada, uno visible y otro disimulado, cuando no oculto.
El hecho visible está constituido por un sinfín de actos vandálicos en contra de la propiedad privada y pública, esto no es casualidad, sino causalidad, sí, obedece como acto reflejo a las convocatorias de la autoproclamada “Central Clasista de trabajadores y Trabajadoras”, en primer lugar es obligatorio informar a los lectores que, no existe dicha institución, al menos no como Central pues las centrales sindicales están definidas y reguladas en el Código del Trabajo (artículo 276 y sgtes.) Así pues, ante el Derecho chileno solamente existen tres organizaciones sindicales que cumplen con dicha calidad, a saber: la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), la Central Autónoma de Trabajadores de Chile (CAT) y la Unión Nacional de Trabajadores (UNT). No siendo tal la CCTT, esto es la pretendida Central convocante a actos que siempre devienen en violencia callejera. Con profunda indignación la ciudadanía se enteró por los medios de comunicación del incendio que redujo a cenizas un local comercial a metros del lugar destinado para el acto de la referida CCTT, ¿Acaso los “trabajadores clasistas” no pensaron en los puestos de trabajo que destruyeron con su piromanía? Puesto que cuando un lugar de trabajo se destruye producto de un incendio -como es el caso- el empleador tiene derecho a poner término a los contratos de trabajo sin derecho a indemnización, basado en la causal de caso fortuito o fuerza mayor (artículo 159, N° 6).Es una locura, un acto de infinita soberbia el pretender arrogarse la titularidad exclusiva de todos los trabajadores y, peor aún el buscar mezclarlas con doctrinas foráneas trasnochadas, las que no son más que entelequias ideológicas divorciadas de la realidad y de las propia naturaleza de las cosas. Todo esto ensucia las acciones en pos de las justas reivindicaciones de los derechos de los trabajadores.
Máxime si se ejerció violencia sobre funcionarios de carabineros (quienes también son trabajadores en un sentido amplio) y bomberos (quienes ejercen un trabajo voluntario, por pura solidaridad y filantropía).
No hay peor ciego que el que no quiere ver, según dijo Jesucristo y parece que hay tanta miopía en el clasismo de los magnates como en el pretendido clasismo que propugna esta pseudo-central.
Permítanme ente medio una pequeña digresión, en paralelo a los hechos de violencia denunciados y públicamente conocidos en la jornada del 1° de Mayo en Santiago de Chile; es pues que el señor Ministro del Trabajo visitó a trabajadores accidentados en el Hospital del rubro acompañado de la Presidente de la CUT, lo cual nuevamente constituye un desaire a la directiva de la CAT y la UNT, pue siempre reciben un trato de menor cuantía respecto de la CUT, siendo que dichas centrales cuentan con la inmensa mayoría de sus organizaciones sindicales de base afiliadas a entidades pertenecientes al sector privado, al cual no le da lo mismo pertenecer o no a un sindicato, pues les puede costar su puesto de trabajo. Todo lo contrario de la CUT quien goza y profita vampíricamente de las cuotas que erogan los funcionarios públicos (de planta o a contrata) porque respecto de los funcionarios del sector público a honorarios, la CUT “no se oye padre”.
Al inicio decíamos que habían dos hechos, uno visible y otro invisible, cuando no oculto, más bien camuflado y se refiere al uso y abuso que han realizado la CUT en general y la ANEF en especial de la efigie, vida y obra de don Clotario Blest Riffo con motivo de los actos del 1° de Mayo, ante esto, deseo representar, a título estrictamente personal, mi más enérgico repudio a semejante acto de cinismo y aprovechamiento, es abyecto e impúdico moralmente que las organizaciones que injuriaron, calumniaron y mañosamente expulsaron a Clotario Blest de la CUT, organismo que él mismo convocó, fundó y presidió, ahora aparezcan como paladines o valedores de su figura y obra sindical; los que ayer lo injuriaron y calumniaron hoy usan y abusan de su memoria para convocar a los incautos. Desafortunadamente hoy en día nuestro pueblo tiene pésima memoria histórica y muy mala comprensión lectora. En efecto, los trabajadores no escapan a estos males de la posmodernidad.
Ojalá se corrija el rumbo y las autoridades en materia laboral realicen actos con invitación al menos tripartita para las centrales sindicales que verdaderamente existen en Chile y que los organizadores de marchas y actos, empiecen a descafeinar su discurso de política partidista y apología del odio, ya que nada de eso se ajusta a la digna causa de la defensa de los derechos de los trabajadores chilenos.