Marruecos, política de Estado con resultado diplomático.
Juan C. Moraga D.Fundación Chile Marruecos.
En relación al llamado conflicto del Sahara y durante los últimos 3 años, en nuestro continente se ha visto una verdadera “involución” por parte de los enemigos de Marruecos que, derrotados políticamente en parlamentos y organizaciones de la sociedad civil, sin argumentos, moral ni autoridad, ahora intentan refugiarse en lugares comunes que ya nadie cree, buscando recobrar apoyo en quienes, durante 40 años, los han sostenido y mantenido, cuestión que también comienza a cambiar.
Para el mundo es claro que las relaciones internacionales de Marruecos se manejan como política de estado, donde se mantienen o establecen vínculos diplomáticos con gobiernos reconocidos por Naciones Unidas y no con “republicas virtuales”, como es el caso de la rasd que, al proclamarse como tal en territorio extranjero, no cumple el requisito mínimo de la ONU para ser reconocidos. Progresivamente muchos gobiernos del mundo que en el pasado y al ser desinformados por los agentes del polisario creyeron, realmente, que se trataba de una lucha de liberación, hoy se sienten estafados. A la luz de antecedentes concretos y después de tomar conocimiento de la propuesta de autonomía regional para el Sahara y resolver de una buena vez este conflicto artificial, han terminado por asumir esta realidad, dejando a esta banda armada al desnudo y a sus escasos seguidores convertidos en una penosa y triste minoría que ahora recorre el mundo dando lastima cuando pide reconocimiento diplomático para algo que no solo no existe, sino que tiene a sus máximos dirigentes investigados en la justicia española por crímenes de lesa humanidad y vulgar robo de ayuda humanitaria.
En América Latina una de las mayores muestras de pragmatismo en las relaciones de estado se dio el 22 de Abril de 2017 cuando Marruecos anuncia que restablece relaciones diplomáticas con Cuba después de 37 años de ruptura. Un comunicado emitido en esa fecha dice que las relaciones se restablecerán «a nivel de embajadores» y “por instrucciones del rey Mohamed VI”.
El anuncio tiene particular importancia porque Cuba ha sido durante años el principal soporte del frente polisario y muchos de sus cuadros, político militares, fueron formados en la Isla. Con posterioridad a esta fecha se han normalizado relaciones de todo tipo entre Rabat y La Habana, siendo relevante el acuerdo de cooperación firmado este 18 de febrero de 2020 entre el presidente de la agencia cubana de noticias Prensa Latina, Luis Enrique González Acosta y el director general de la MAP, Khali Hachimi Idrisi, en virtud de lo cual “ambas agencias cooperaran en el libre intercambio diario de noticias”. Un golpe fuerte para el separatismo polisarista puesto que, hace solo un año, era imposible imaginar este escenario, el que solo ha sido posible gracias al encuentro de 2 hombres que, teniendo miradas distintas en muchos aspectos, tienen una clara visión de estado para resolver situaciones que afecten al interés de sus países, como son el Rey Mohamed VI de Marruecos y Raúl Castro de Cuba.
Mirando este positivo entendimiento y conversando claramente sobre el Sahara marroquí con un diplomático venezolano, nos decía que “con Marruecos nunca hemos roto relaciones y muchas veces, por la intolerancia que rodea la política coyuntural, hay terceros que se aprovechan y apagan el incendio con gasolina, como ocurre con el polisario. Tenemos claro quiénes son y lo que realmente pesan, tal como lo hizo Cuba hace 3 años. Nuestra embajada permanece en Rabat y solo falta conversar, sin que Marruecos intervenga en Venezuela, ni nosotros en el Sahara. Solo pedimos lo que pide Naciones Unidas, reconocimiento a sus países miembros. Los que no están reconocidos por la ONU, fuera, así de simple. La situación del Sahara que la resuelva la ONU y la de Venezuela la resolveremos los venezolanos, sin la intervención ni la injerencia de nadie”.
La llamada “diplomacia parlamentaria” de Marruecos que algunos sin haber hecho jamás un esfuerzo en este sentido critican, sin duda, ha sido efectiva y un claro ejemplo de ello es la embajadora en Chile que, sin hacer diferencias con nadie, reúne bajo su techo a la derecha con el centro político y la izquierda más dura, confirmando algo que desde la fundación Chile Marruecos hace largo rato afirmamos: el tema del Sahara no es de izquierda o derecha, sino de sentido común, un problema artificial generado por intereses externos que solo sirve para que se violen los derechos humanos y se cometan delitos comunes. Eso no tiene nada que ver con una causa noble, sino más bien con delincuentes que, de principios y valores, hace rato se olvidaron. Eso lo entiende gran parte del mundo, lo entendieron en África, en Cuba y lo observan en Venezuela. Sin duda, el peor escenario para el frente Polisario en el futuro y quienes trafican principios al mejor postor, no es el que han vivido, sino el que está por venir, donde todo indica que debiera terminar con ellos en un tribunal de justicia.