Por Jorge Tapia Vidal.Periodista.
Chile tiene una deuda pendiente, hace muchos años, con adultos mayores. Ya no hay tiempo, a ellos se les acaba y las actuales generaciones de diputados, senadores, ministros, alcaldes y concejales nada hacen, no tienen tiempo para legislar, ordenar y crear leyes mecanismos que favorezcan a los ancianos.
En Chile, la población está envejeciendo aceleradamente, existe una mayor dependencia de los adultos mayores, y una alta participación de este grupo etario en el mercado laboral informal. Los Adultos Mayores, que serán casi tres millones para el 2021, es un sector que vive, en su mayoría, en precarias condiciones sociales, económicas y emocionales.
Durante años, y especialmente en las últimas cinco décadas, son ciudadanos de tercera clase. La sociedad los margina, debilita y abandona. No es lo mismo ser mayor de 60 o 65 años hoy, que hace cinco décadas. Muchos de ellos, por vigencia mental, mantienen sus capacidades y potenciales de trabajo activas. Pero no tienen una actividad permanente y son situados en una masa ignorada por el mercado laboral.
¿Qué hacen las autoridades?
El aumento significativo de las personas de 80 años y más, revela un escenario donde cada vez más personas requerirán de dispositivos cada vez más complejos, cuestión que se tratan de abordada desde las medidas oficiales con los de menores rentas, los protocolos y otras acciones generadas por otras instituciones. Pero no basta ni vaticina un futuro mejor. En efecto, en 1992, por cada 100 personas en edad de trabajar había 10 personas potencialmente dependientes de 65 años y más. Hoy, en cambio, la dependencia demográfica de adultos mayores llegó a 18 personas mayores por cada 100 personas en edad de trabajar.
Causa de muerte y principales enfermedades en adultos mayores en 2018: hubo un total de cien mil defunciones, de las cuales 75.000 correspondieron a personas de 65 años y más. El principal grupo de causa de muerte en los adultos mayores corresponde a enfermedades del sistema circulatorio, y dentro de ellas, las enfermedades cerebrovasculares son las que mayor número de defunciones causaron en 2017. Cabe recordar que, las enfermedades del sistema circulatorio son la primera causa de muerte a nivel nacional.
La mitad de las muertes por enfermedades del sistema circulatorio ocurrieron después de los 75 años. Otras enfermedades que prevalecen en adultos mayores son tumores malignos, enfermedades del sistema respiratorio, enfermedades de las glándulas endocrinas de la nutrición y las metabólicas. Incide claramente en una mala alimentación, pobre y disminuida.
¿Cómo enfrenta el Ministerio de Salud este caos?
Igualmente, cae la participación en actividades de ocio, vida social y deportiva social se reduce con el aumento de la edad de las personas hasta 65 años, y este tiende casi a desaparecer en los grupos de mayor edad. Este tiempo promedio disminuye en aquel dedicado a conversar y con familia. Los familiares van desapareciendo de sus vidas. Los ven poco, tarde, mal y, a veces, nunca. El abandono por parte de sus familias es cruel e insensible, relegándolos a soledad o casas de reposo en variadas condiciones.
La asistencia a eventos como ir al cine, museos, conciertos, al estadio o celebraciones religiosas también refleja una baja partición de este grupo etario con un tiempo promedio diario es dramáticamente menor. Falta interés, motivación, participación. Se quedan en casa, viendo televisión o radio y muchas horas durmiendo. Un poco más satisfechos, con menor sintomatología depresiva, pero más preocupados, está especialmente quienes poseen un nivel educacional superior. Las mediciones permiten realizar análisis desde diversas perspectivas que van desde el bienestar, brechas educacionales, realidad laboral, salud y sexualidad. Pero no es una mayoría. Una minoría casi inexistente.
¿Los Adultos Mayores han sido paulatinamente segregados del mercado laboral y mejores perspectivas económicas? SÍ… la situación de miles, es destructiva. Las cifras demuestran que la muerte del Adulto Mayor se produce frecuentemente por desatención, descuidos, nulos diagnósticos prematuros y automedicación errónea. Siguen solos y abandonados.
Siendo del sector pasivo, pueden votar y elegir sus autoridades. Dato no menor si se considera su activa participación electoral. Las organizaciones regionales, comunales o nacionales tienen una deuda permanente con este ciudadano. La información, ratifica la imperiosa necesidad de hacernos cargo como sociedad y Estado, de las directrices que emanan de la Convención Interamericana de Derechos de las Personas Mayores, profundizando las acciones tendientes a asegurar los derechos de esta población y adaptando el quehacer del aparato estatal en su conjunto para ir en esta dirección.
En lo práctico, muchos se preguntan: ¿Hay precios rebajados para las enfermedades de los adultos mayores? No. Más de un 50% de sus ingresos gastan en remedios mensualmente o se destina tratamientos y exámenes. Esto lleva a un deterioro creciente de su salud mental y física.
Las contribuciones de sus inmuebles, ¿se pagan según sus ingresos o según los avalúos? ¡Avalúos! Y muchos deben vender sus casas o departamentos para no vivir en la miseria.
¿Tienen supervisión estatal las casas de reposo o acogida en alimentación, cuidados, higiene y atención profesional? No. Son maltratados, despreciados, humillados y abandonados.
¿Se educa a las nuevas generaciones con respeto y consideración a sus abuelos? No.
¿Se rebaja la tarifa de la movilización en buses de la metropolitana, regional y nacional a este grupo etario? NO.
Cientos de preguntas se hacen los Adultos Mayores, sin respuestas.
Chile tiene una deuda pendiente, hace muchos años, con adultos mayores. Ya no hay tiempo, a ellos se les acaba el tiempo y las actuales generaciones de diputados, senadores, ministros, alcaldes y concejales nada hacen, no tienen tiempo para legislar, ordenar y crear leyes o mecanismos que favorezcan a los ancianos. Los jubilados deben vivir con júbilo sus últimos años y no lo hacen.
Esa es la realidad actual.