LA MEDIDA ¿REALMENTE NOS HACE AVANZAR EN LA DIRECCIÓN CORRECTA EN PRO DEL BIENESTAR DEL PLANETA? O ¿SÓLO RESPONDE A INTERESES EFECTISTAS Y POPULISTAS CON EXTRAÑAS ASOCIACIONES DE INTERESES ECONÓMICOS DE GRANDES GRUPOS DE PODER?
Crónica El Siete.
La Ley N° 21.100 que prohíbe la entrega de bolsas plásticas de comercio en todo el territorio nacional, y cuyo objeto sería proteger el medio ambiente mediante su aplicación, comenzó a regir el 3 de agosto del 2018. La instancia convirtió a Chile en el primer país de Latinoamérica en prohibir el uso en la totalidad de su territorio y fue aprobada velozmente en la Cámara de Diputados por 134 votos a favor y sólo una abstención. El mismo Presidente de la República celebró en su momento la medida y aseguró en su discurso: «estamos muy contentos en hacer un paso en la dirección correcta». Sin embargo, ¿fue la mejor decisión? O ¿sólo será un Transantiago más que con los años sufriremos las consecuencias? Nadie estaría en contra de ayudar al planeta y descontaminar, pero ¿son realmente las bolsas plásticas las que contaminan mayoritariamente los mares?… estudios internacionales señalan que son los plásticos de mayor volumen, como las botellas y otros objetos asociados los que generan mayor contaminación.
Objetos provenientes de grandes industrias alimenticias y pesqueras que en este minuto convenientemente guardan respetuoso silencio. Las bolsas plásticas en su mayoría van a los vertederos con residuos alimentarios, no al mar. Pero la fuerte imagen de una tortuga con una bolsa saliendo de su nariz realmente impacta… y es cierto, no decimos que apoyamos el plástico, sino que debemos cuestionar el trasfondo de ciertas decisiones. ¿Quiénes salen beneficiados con la medida? ¿el medio ambiente?
Sólo para tener en cuenta, un supermercado mediano gastaba un millón de bolsas a la semana, cuyo valor unitario aproximado es entre los $20 y $30 pesos. Es decir, sólo “uno” de estos comercios se está ahorrando cerca de cien millones de pesos al mes. Costos que lógicamente no ha traspasado a sus clientes; todo lo contrario, ahora les vende bolsas “amigables”. Empaques que generalmente son de nylon que tarde o temprano también serán desechadas y cuyo material no se demora 400 años en degradarse como lo hace el polietileno (plástico menos pesado que se usa para la bolsa camiseta básica), sino que mil 500 años. O en su defecto, bolsas de un material elaborado en base a hidrocarburo, cuyo gasto energético es más dañino al medio ambiente que el mismo petróleo.
Además, el mismo supermercado, está incrementando la venta de las populares bolsas negras cuyo material es más contaminante que la antigua bolsa entregada. Y en los vertederos, que es donde van a llegar, generan mayor daño. Entonces, se vuelve a hacer la pregunta ¿Quién se está beneficiando? Y se puede agregar: ¿a costa de qué consecuencias? A mediano plazo se pueden visualizar varios problemas. Uno de ellos, según la experiencia en lugares como California EE.UU, es el aumento de enfermedades producto de bacterias que se alojan en estas bolsas “amigables y reutilizables” a raíz de la contaminación cruzada. Dolencias no menores que sin duda afectaran al sistema público de salud y sobre todo a los sectores más vulnerables de la sociedad que no tendrán los cuidados necesarios con los nuevos empaques por los costos que ello conlleva. Es cierto que es positivo comenzar con algo cuando se quiere avanzar para una solución, pero ¿fue el mejor avance? O ¿era el más conveniente en términos de opinión pública por desconocimiento? Y lógicamente el más favorable para las grandes empresas. ¿Había otras medidas? Aparentemente existen otras soluciones, la tecnología OXO biodegradable, que según distintos sectores no tiene comprobación (lo cual está en cuestionamiento en diferentes partes del globo por las presiones políticas y económicas que ello conlleva), es una alternativa cuyo uso ya es obligatoria en 12 países del mundo, e incluso en los Emiratos Árabes es una exigencia para los productos que ingresan a su territorio. Y recientemente en Inglaterra está en proceso de aprobación acorde a estudio realizado por un abogado consejero de la reina. Esta tecnología tendría la capacidad de programar el tiempo de degradación del plástico desde los cuatro meses. Entonces nos encontramos con la interrogante… ¿realmente qué avaló tomar la medida de prohibir la entrega de bolsas en el comercio? ¿Fue a favor del planeta? ¿O simplemente la medida más rápida y efectista ante la opinión pública?