El Espíritu de Rabat, Iniciativa institucional para abordar desde una perspectiva de derechos la migración en el Mediterráneo

Por: Lahoucine Bekkar Sbaai / Colegio de Abogados en Tribunales de Apelación de Agadir y Laayoune. / Investigador en migración y derechos humanos. 

 « El Espíritu de Rabat » ha reforzado la posición de Marruecos como líder en la región en términos de cooperación institucional para combatir la migración irregular y sus redes, reflejando los grandes y continuos esfuerzos para abordar este dilema.

Es importante destacar que existen tres corredores en el Mar Mediterráneo: el corredor occidental (entre Marruecos y España), y los corredores central y oriental, siendo el corredor occidental el único protegido contra intentos de migración clandestina, según un estudio realizado por la Agencia Europea Frontex.

En este sentido, es crucial mencionar la destacada cooperación entre Marruecos y España, dirigida a reducir los flujos migratorios y preservar vidas humanas, mediante un enfoque multidimensional que incluye la política migratoria para refugiados y migrantes.

Marruecos es el único país del sur del Mediterráneo que ha adoptado esta política. Además, debemos recordar las instrucciones reales emitidas por Su Majestad, basadas en los informes del Consejo Nacional de Derechos Humanos, para regularizar la situación de los migrantes a través de dos campañas en 2014 y 2017, lo que demuestra la visión y el liderazgo del Rey y la aplicación práctica del Convenio Internacional para la Protección de los Derechos de los Trabajadores Migrantes y la Declaración de París sobre Derechos Humanos.

También debemos considerar el trabajo del Observatorio Africano de Migración, siendo la primera entidad de la Unión Africana con sede en Marruecos. Esto indica que estamos más allá de la etapa de meras aspiraciones y que hoy en día se trata de materializar las intenciones a través de acciones y la implementación de estrategias y políticas continentales unificadas, basadas en la conexión entre migración y desarrollo, en lugar de actuar como un mero guardián rechazado por Marruecos.