Derechos Humanos Sin Fronteras con víctimas del polisario. Un testimonio indesmentible y necesario 

Por. Ernestina Fuentes C.

Derechos humanos sin fronteras, fundación latinoamericana de DDHH, se encuentra en El Aaiún, ciudad del Sahara y parte de las provincias del sur de Marruecos, con el objeto de ver en terreno la situación de estos derechos en el norte de África, además de reunirse con víctimas del frente polisario que han sufrido prisión y tortura en recintos que este grupo mantiene en territorio de Argelia.

La delegación, integrada por Juan Carlos Moraga, presidente de la fundación, su directora jurídica, Erika Botero y la secretaria general de esta institución, Camila Araya, en su primer día de actividades se reunieron con la doctora Saadani Maelainin, quien relató que siendo muy niña, tuvo que presenciar el asesinato de su padre, el que era parte de este grupo pero que, al mostrar su oposición a los abusos cometidos por sus dirigentes, es acusado de traición y posteriormente asesinado, después de lo cual ella, a su corta edad, es arrebatada a su familia para ser enviada a prepararse en Cuba, donde cursa estudios de pedagogía que culminan cuando egresa como profesora, en cuyo lapso y al revisar su vida, concluye que ella, siendo muy niña, había sido torturada física y siquicamente a los 5 años al ser obligada, por los dirigentes del polisario a presenciar el asesinato de su propio padre, en cuyo contexto toma conciencia de lo que ha ocurrido y resuelve dedicar el resto de su vida a defender los DDHH y denunciar estos abusos, especialmente en la lucha por la libertad de quienes viven secuestrados en los campamentos de Tinduf, ubicados geográficamente en territorio de Argelia, país reconocido por Naciones Unidas, institución a la cual se solicita que, como estado miembro de la ONU y firmante de tratados que comprometen su respeto por los DDHH, responda por estos crímenes.

Durante 2 horas los representantes de derechos humanos sin fronteras escucharon en respetuoso silencio el testimonio de la doctora Saadani, que se emocionó hasta las lágrimas al recordar el sufrimiento y la historia de su familia en manos de este movimiento armado, claramente delictual y violador de los DDHH.

En el segundo día la delegación se reúne con exmiembros fundadores del polisario que, en distintos momentos y escenarios, al constatar la falsedad de los argumentos de su cúpula, se apartan de este para luchar por la defensa de los DDHH e integrarse al Movimiento Saharahui por la paz, instancia que surge del seno del polisario para resolver, de una vez y para siempre, este artificial conflicto que ha costado a los saharauis mucha sangre, sudor y lágrimas. Uno de los participantes, Ahmed Kher, recordó que por manifestar discrepancias con la cúpula del polisario, debió pasar 14 años encarcelado, 10 de ellos en aislamiento absoluto, en cuyo lapso sufrió reiteradamente tortura, simulacros de fusilamiento, vejaciones y todo tipo de violaciones a sus derechos humanos.

Durante la entrevista con Derechos Humanos sin fronteras Kher recordó emocionado a sus compañeros de prisión que, como el, sufrieron todo tipo de violaciones en las cárceles secretas que mantiene este grupo armado en Argelia, en cuyo lapso muchos de ellos fueron arrancados de sus celdas y hasta hoy se registran como detenidos desaparecidos. Con una rabia que aumentaba a medida que recordaba estos hechos, mencionó la utilización y preparación de niños  en el manejo de armas y  las vejaciones a mujeres que se integran a este movimiento armado creyendo en una causa noble, pero que, al manifestar su desilusión del grupo, terminan siendo torturadas y violadas por los más altos dirigentes del polisario, muchas de ellas menores de edad y cuya denuncia por estos delitos se encuentra en tribunales internacionales, especialmente en España.

Mientras Ahmed Kher hablaba sobre el tipo de torturas en las cárceles del polisario, el presidente de la fundación recordó su pasado en las prisiones de Pinochet, haciendo ver que los torturadores, los de Pinochet antes en Chile o los de ahora en Argelia, son idénticos, incluso en la forma de aplicar los tormentos, donde a los detenidos, además de golpes y humillaciones permaneciendo desnudos y engrillados, se les aplican azotes y corriente eléctrica en partes sensibles del cuerpo. Esta similitud de dolorosos recuerdos, donde la pesadilla es la misma, crea entre los reunidos un ambiente de camaradería, respeto y confianza, pues ahora y después de muchos años de lucha, los une con DHSF una causa común: la defensa de los derechos humanos donde quiera estos sean violados.

La denuncia de estos fundadores del polisario, algunos formados en las mismas escuelas de cuadros donde antes también estuvo el actual presidente de derechos humanos sin fronteras, demostró a esta fundación la importancia de registrar los testimonios de las víctimas para darlos a conocer en los 3 continentes donde DHSF tiene amigos y organizaciones aliadas.