La Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, ha dado a conocer este miércoles un esperado informe sobre las supuestas violaciones que habría acometido el Gobierno de China sobre la minoría uigur en la región de Xinjiang, una semana después de que reconociera presiones de Pekín para evitar la publicación de dicho documento.
En sus 48 páginas, el informe de la ONU subraya las «creíbles» pruebas de violaciones de Derechos Humanos que China habría llevado a cabo en Xinjiang contra la minoría de confesión musulmana.
En concreto, este informe –que ha estado en elaboración durante tres años–, asegura que se habrían cometido «graves violaciones de los Derechos Humanos» en el contexto de la aplicación de estrategias antiterroristas y contra el «extremismo» aprobado por el Gobierno chino en 2014.
El documento ha sido publicado una semana después de que Bachelet denunciara presiones por la inminente publicación del documento, llegando a recibir una carta firmada por 40 países y cuyo nombre no quiso desvelar la Alta Comisionada.
«He estado bajo una tremenda presión. Pero no retendré la publicación debido a ello», explicó Bachelet, agregando que su oficina trabaja para que el texto esté terminado a finales de agosto, como finalmente ha sido.
Bachelet visitó Xinjiang y otras regiones chinas el pasado mes de mayo. Durante la visita, se abstuvo de criticar las políticas de Pekín en la región, lo que generó críticas por parte muchos países por su ambigüedad frente a las violaciones de Derechos Humanos en la región.
El relator de Naciones Unidas Tomoya Obokata consideró en agosto «razonables» las denuncias de las organizaciones internacionales sobre el trabajo forzado y la represión contra las minorías étnicas en el gigante asiático.
Obokata explicó que era «razonable» concluir que entre los uigures, los kazajos y otras minorías étnicas se han registrado repetidamente episodios de trabajo forzoso en sectores como la agricultura y la industria manufacturera.
Las autoridades chinas han puesto en marcha una serie de medidas en la región de Xinjiang que han provocado fricción entre el gigante asiático y la comunidad internacional, especialmente Estados Unidos, que ha llegado a acusar a Pekín de cometer violaciones contra los Derechos Humanos e incluso genocidio contra la población uigur.