La diplomacia marroquí se abre paso para resolver crisis del Sahara

Por: Ernestina Fuentes C.

La diplomacia marroquí, siguiendo las instrucciones del rey Mohamed VI ha logrado avances en el campo diplomático que solo hace unos años parecían difíciles de alcanzar debido, principalmente, a la fuerte campaña comunicacional que durante 40 años y con financiamiento de Argelia, desinformaba sobre lo que realmente ocurría en el Sahara.

El reciente reconocimiento de España al plan de autonomía marroquí para el Sahara, expresado sin dobles lectura por el presidente socialista Pedro Sánchez y apoyado también por personalidades que la izquierda mundial respeta, han terminado por dar un vuelco definitivo al demostrar que la solución de los conflictos no requiere solo de consignas que al final del día se muestran sin contenido, sino de propuestas de políticas serias, viables y creíbles que deben ser presentadas donde corresponde, como hizo Marruecos en Naciones Unidas con su “iniciativa marroquí para la negociación de un estatutos de autonomía de la región del Sahara”. Esta iniciativa, que sigue sumando adhesiones y donde no es menor  el apoyo de Alemania, los países árabes, La Unión Europea, Estados Unidos y gran parte de la izquierda mundial, también ha llegado a quienes, hasta hoy, en el plano interno de sus partidos o gobiernos, han resuelto escuchar y no descalificar a quienes argumentan en favor de esta propuesta.

En un artículo firmado recientemente  por Eric Cameron, presidente de la ONG noruega World Action for Refugees, este considera que «con este amplio apoyo de la Comunidad Internacional, y además de importantes e influyentes Estados miembros de la ONU, otros países seguirán esta dinámica virtuosa». En este contexto no sorprende entonces que en América Latina, además de mayoritarios y aplastantes acuerdos aprobados en sus parlamentos a favor de esta propuesta, el nuevo escenario permite que fuertes amigos del polisario hoy se muestren dispuestos a escuchar a quienes antes no escuchaban, pues han tomado nota de la división interna de este grupo y el surgimiento del movimiento saharaui por la paz, además de las denuncias presentadas por la Asociación Saharaui para la defensa de los derechos humanos, surgida y encabezada por ex miembros del Polisario en contra de la cúpula de este grupo a quienes denuncian por crímenes de lesa humanidad en tribunales internacionales. Todos los denunciantes ocuparon altos cargos en el Polisario, lo que echa por tierra el argumento de que todo es obra de Marruecos, en circunstancias de que esta disidencia hoy no solo cuenta con un masivo apoyo de los refugiados en los campamentos que el FP administra en Argelia, sino también con la adhesión de la izquierda democrática en el mundo y, entre ellos,  un amigo de Venezuela, José Luis Rodríguez Zapatero.

Lo señalado desmiente el mentiroso argumento de que “el Polisario es el único representante del pueblo saharaui”, cuestión que, en los hechos, se ha demostrado falsa y que, por lo mismo,  el nuevo escenario abre paso a otras posibilidades, donde el dialogo sobre la base de principios sólidos en favor de la democracia y defensa irrestricta a los derechos humanos es el camino indicado para resolver conflictos y construir una mejor calidad de vida para quienes, durante más de 40 años, han sido los principales  afectados.

Cuando la inmensa mayoría de los países del mundo saludan la postura de España en este conflicto, no hace  nada más y nada menos que reconocer una realidad concreta, donde no hay espacios para republicas virtuales, ni dogmas y tampoco ideologismos de tiempos de la guerra fría que atentan contra principios básicos de la convivencia humana.

Una publicación fechada en Estocolmo subraya que el Consejo de Seguridad debe presionar a Argelia para que vuelva al proceso de la mesa redonda y abandone su rigidez y animosidad hacia Marruecos, «especialmente atacando los símbolos sagrados de Marruecos, un Estado miembro de la ONU que promueve los valores de la paz y la tolerancia y que tiene una rica historia de más de 14 siglos a sus espaldas». La misma publicación recuerda que recientemente la ONU: “En su resolución, el Consejo de Seguridad también reiteró la preeminencia de la iniciativa de autonomía, calificada como «seria y creíble», tal y como ocurrió en las últimas 18 resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU adoptadas desde 2007”.

Estos hechos demuestran que la diplomacia marroquí, siguiendo las instrucciones de un rey visionario y del siglo XXI, consecuente con sus principios y leal con su pueblo, ha logrado los avances necesarios para  resolver, de una vez por todas y para siempre, una crisis artificial creada por terceros en el Sahara que, durante más de 40 años, ha tenido como sus grandes victimas a los propios saharauis que se han visto impedidos, por la fuerza de las armas, de vivir en paz, administrar su región con independencia política, económica, administrativa, judicial y tener representación propia en el parlamento nacional, siendo parte de un país, su país, donde se respetan los derechos humanos, la pluralidad política, los derechos de la mujer, la familia, con respeto por el pluralismo político y un parlamento donde todos los sectores de la sociedad se encuentran representados.  

La visita de Pedro Sánchez a Marruecos y el reconocimiento de España a la propuesta marroquí para el Sahara como seria, justa y viable es, sin duda, un paso muy importante para una solución definitiva de un conflicto artificial digno de los tiempos de la guerra fría, pero no del siglo XXI, donde no hay cabida ni espacio para  dictaduras de ningún tipo y mucho menos que un grupo se atribuya la representación exclusiva de su pueblo, persiguiendo a quienes piensan distinto, encarcelando sin juicio y torturando a sus disidentes, como desgraciadamente ha hecho el Polisario en territorio de Argelia. Terminar con esta delicada situación es, sin duda, uno de los principales objetivos de la visita del presidente de España a Marruecos, donde las calificación política de esta visita dejo de ser tal , para convertirse en una razón humanitaria, a lo cual ningún ser humano bien nacido en esta tierra puede oponerse.