Marruecos y América Latina: itinerarios I

 Dr. Mehdi Mesmoudi

Homero y yo nos separamos en las puertas de Tánger; creo que no nos dijimos adiós. Jorge Luis Borges. “El inmortal”

Es incomprensible nuestro legado grecolatino sin la infiltración o la interferencia oriental, del Medio Oriente o del África. Recordaremos Mileto, Éfeso o Jonia como corazón de la filosofía ateniense. Brindemos, de nuevo, por aquellos padres de la iglesia, Clemente y Orígenes de Alejandría, San Agustín de Tagaste y de Hipona. ¿Quién olvida aquella Roma arrodillada ante Aníbal el cartaginés y el milagro –Europa– surgido gracias a Escipión el africano? ¿Qué hubiera sido de esta cuna grecolatina si hubiera sido Aníbal Barca y no Escipión el que resultara victorioso? ¿Qué hubiera sido de nosotros, orgullosos herederos de la estirpe europea, qué hubiera sido de nuestra lengua, depositaria de vasos consanguíneos, y huella afectiva de la memoria? Pero, henos aquí, como si nada, resistiendo la eternidad, evitando responder a tantas y tantas preguntas: “Nos sorprende que la barbarie haya surgido del corazón de la civilización europea” (Todorov, 2013 [2008]: 64).

          Hablar de Marruecos y América Latina es viajar en esta historia de vínculos, diálogos e intercambios, hurgando en ese semillero de vasta producción discursivo-afectiva. Nos referimos a un extraño diálogo interrumpido en varias ocasiones, asediado por sombras, impidiendo el flujo del manantial o el curso natural de la historia. En estos itinerarios procederemos a indagar poco a poco en ciertos resquicios, episodios, personajes, figuras míticas o reales, ¿qué más importa? En la literatura fluyen, a veces, actantes que intervienen en la trama de nuestra vida y acaparan el horizonte de nuestro campo de acción. Marruecos es un gran desconocido, confundido históricamente con Egipto, Afganistán, Israel, Turquía e incluso Marrakech.

          Con justa razón, Octavio Paz afirmaba que al principio se trata de las excursiones como este hecho de adentrarse en “tierras extrañas” para luego proceder a las incursiones donde después “se muestran los objetos y tesoros recogidos” (2014 [1994]: 14).

Pues bien, mucho apelaré a la paciencia de quien inicia un viaje, repara su valija y sus receptáculos, articular su espíritu, para iniciar este itinerario. Probablemente cuando estemos avanzados en esta odisea, podremos percatarnos de tantos testimonios que podemos transmitir a las generaciones venideras, pasajes inmemoriales como el que sigue: “Recorrí nuevos reinos, nuevos imperios” (Borges, 1970: 46). Sin duda, esta puesta en escena de estos episodios será de gran valía en estos tiempos convulsos.

Referencias

Borges, J. L. (1970). Narraciones (Prólogo de Fernando Morán), Pamplona: Salvat.

Paz, O. (2014) (1994). OC II. Excursiones e incursiones. Dominio Extranjero. Fundación y disidencia. Dominio Hispánico (2ª. ed.), México: FCE.

Todorov, T. (2013) (2008). El miedo a los bárbaros. Más allá del choque de civilizaciones (trad. Noemí Sobregués), Barcelona: Galaxia Gutenberg (Col. Círculo de Lectores).

                    Ciclo de Conferencias: Marruecos y América Latina (MAR/AL)

Cuerpo Académico en Estudios Humanísticos

Departamento Académico de Humanidades

Universidad Autónoma de Baja California Sur: http://www.uabcs.mx/inicio