Fernanda Paúl
BBC News Mundo, Santiago de Chile.
El regreso del comunismo -de la mano de Boric- y del pinochetismo -de la de Kast- fueron fantasmas constantes en una de las contiendas más polarizadas que ha vivido Chile desde el regreso a la democracia en 1990, evocando en parte de la ciudadanía recuerdos de lo que fueron la Unidad Popular de Salvador Allende y el golpe de Estado que encabezó Augusto Pinochet en 1973. Esos fantasmas estuvieron detrás de la opción que tomaron muchos votantes. Así se lo argumentaron a BBC Mundo algunos de ellos, que fundamentaron su voto señalando que no querían «entregarle Chile en bandeja» al comunismo o, en el otro espectro, que el «fascismo pinochetista» gobernara el país.
Aunque aún está pendiente que Boric defina exactamente el rol que tendrá el PC en su gestión, -una pregunta que se hacen y le hacen miles de chilenos, e incluso extranjeros que aseguran que Chile se convertirá en la nueva Venezuela-, hay que señalar que no es la primera vez que el Partido Comunista es parte del gobierno.
Por eso una pregunta clave es si su poder se limitará al que tuvo en la administración de Michelle Bachelet (2014-2018) —donde fue uno de los partidos de la coalición oficialista Nueva Mayoría— o si aumentará, asumiendo ministerios importantes o un sustancial control de la agenda programática. Muchos analistas, además, hacen hincapié en la que la nueva generación de comunistas chilenos tienen más que ver con una agenda progresista de cambio social que con los viejos modelos comunistas.
«Un partido más»
Militante del partido Convergencia Social, Boric, que a los 35 años es el presidente electo más joven de la historia de Chile, llegó a la carrera presidencial de la mano del PC luego de ganarle a su abanderado, Daniel Jadue, en una primaria en julio de este año. Si bien los comunistas jugaron un rol clave en la campaña de la primera vuelta del 21 de noviembre y en la construcción de su programa gubernamental -que, entre otras cosas, propone reformas profundas al sistema de pensiones, aumentar el rol del Estado en la economía y ampliar los derechos sociales-, para el balotaje Boric intentó desmarcarse de la influencia que tendrá el PC con el fin de seducir a los votantes de centro que no veían con buenos ojos dicha unión.
Desde entonces, el ahora mandatario electo ha enfatizado en más de una ocasión que los comunistas serán «una fuerza más» dentro de su gobierno. «El PC es uno más de nuestra alianza, tal como lo es Revolución Democrática (RD), Convergencia Social (CS), Comunes y el Partido Regionalista Verde Social (FRVS)», ha señalado.
Sin embargo, sus adversarios -que han atizado el miedo de muchos chilenos al regreso del comunismo- insisten en que el poder de los comunistas será sustancial. A lo largo de la campaña presidencial, de hecho, José Antonio Kast solía repetir que su desafío no era ganarle a Boric sino al PC pues, decía, «es el sostén» de su campaña.
Los analistas plantean diversos escenarios.
Octavio Avendaño, doctor en ciencias políticas y académico de la Universidad de Chile, cree que la influencia será moderada. «Durante el gobierno de Bachelet, el PC fue un partido bastante leal. No incurrió en cuestionamientos ni críticas a su gestión. Tuvo ministerios, como el de Desarrollo Social o el de la Mujer, y lo más probable es que en este nuevo contexto ocurra algo parecido», le dice a BBC Mundo. Y añade que tras los ajustes que tuvo que hacer Boric para la segunda vuelta, cuando convocó a sectores más moderados con el objetivo de ganar la adhesión del centro político, «lo más probable es que sean esos sectores los que asuman un rol más protagónico en los ministerios más importantes, como Hacienda o Economía».
El decano de la facultad de Gobierno de la Universidad del Desarrollo, Eugenio Guzmán, tiene otra visión. «En el segundo gobierno de la presidenta Bachelet, el PC era un actor más bien marginal dado el peso electoral y político que tenía dentro de esa coalición. Ahora, el PC es parte central del origen de la coalición de Boric y por lo tanto va a ser un agente clave en las definiciones ministeriales», le indica a BBC Mundo. Respecto a los cargos que podrían ocupar algunos militantes comunistas, Boric ha descartado en varias ocasiones que Daniel Jadue, alcalde de la municipalidad de Recoleta y su rival en las primarias presidenciales, vaya a ser parte de su administración, indicando que necesita «gente transversal». Jadue es una figura controvertida, que tiene gran apoyo en su alcaldía, pero genera resistencia en parte de la centroizquierda, con quienes ha tenido diversos desencuentros.
Para el politólogo Javier Sajuria, académico de la Queen Mary University of London, es más probable que Boric sume a su gabinete a líderes comunistas jóvenes, como las diputadas Camila Vallejo o Karol Cariola, y no a los dirigentes históricos. «En eso va a haber un tema de recambio generacional importante», señala.
Según Mireya Dávila, académica del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile, el perfil de Vallejo o Cariola no obedece a un modelo comunista tradicional, sino más bien a una propuesta de cambios que le hace sentido a Boric.
«El comunista de hoy en Chile tiene más que ver con una agenda progresista de cambio social más que adhesión histórica a ciertos modelos comunistas», le explica a BBC Mundo.
Algunos expertos afirman incluso de que hoy el PC chileno tiene «dos almas».
Esto quedó en evidencia en noviembre pasado, cuando dirigentes históricos del partido validaron el triunfo de Daniel Ortega en Nicaragua a través de un comunicado oficial, lo que provocó que diversos rostros jóvenes de la colectividad salieran rápidamente a desmarcarse. «Condenamos las violaciones a los derechos humanos en Nicaragua, Chile y cualquier parte del mundo», dijo Vallejo a través de su cuenta de Twitter. La declaración de la diputada coincidía con la postura de Boric, quien había calificado los comicios nicaragüenses de «fraudulentos» y había llamado al PC a retractarse.
La influencia de la ideología comunista en el programa de Boric es otro de los temas que despierta interés entre los analistas y la ciudadanía. Las propuestas originales del ex líder estudiantil eran compartidas ampliamente por este partido.
Sin embargo, de cara a la segunda vuelta (y en vista de la nueva composición del Parlamento, donde la derecha obtuvo la mitad del Senado), se vio obligado a hacer algunos ajustes para convocar a otros sectores. Esto tuvo una enorme resistencia del PC. «El programa se tiene que cumplir y no en la medida de lo posible», aseveró el presidente del partido, Guillermo Teillier. Sin embargo, Boric aclaró que tenía el «deber» de convocar a quienes no habían votado por él en la primera vuelta e incorporar nuevas ideas para impulsar la «unidad nacional». Así, sumó a su equipo económico a expertos de perfiles más moderados, como Eduardo Engel o Andrea Repetto, que habían colaborado previamente con gobiernos de la centro-izquierda.
«Boric tomó una decisión consciente de abrir la cancha hacia el centro. Conociendo a la gente que lo apoya, creo que no estaban tan cómodos con el PC en términos programáticos y les acomoda más la intromisión de estos expertos», afirma Sajuria a BBC Mundo. Junto con ello, el comando de Boric presentó algunos cambios a reformas claves, como la tributaria. Tomando propuestas de la excandidata de la Democracia Cristiana, Yasna Provoste (quien perdió en la primera vuelta presidencial), Boric busca ahora recaudar el 5% del PIB durante su período presidencial (y no el 8% en 8 años, como decía su propuesta original, y que era criticada por algunos economistas, empresarios y figuras de la centroizquierda, como los exministros de Hacienda, Andrés Velasco y Nicolás Eyzaguirre, por ser extremadamente ambiciosa, irresponsable e, incluso, fantasiosa).
Lo anterior provocó una tensa negociación con el PC, que sin embargo terminó acatando. «El PC está siendo bien pragmático en esta vuelta y se está incorporando de una manera más bien razonable en términos de aceptar lo que el líder de la coalición plantee, que en este caso es Boric», asevera Mireya Dávila.
Los analistas consultados por BBC Mundo coinciden en que de cualquier modo la influencia del PC estará más en el Parlamento que en el gobierno.
Esto, porque por primera vez en 48 años los comunistas lograron llegar al Senado con dos representantes: Daniel Núñez y Claudia Pascual. Además, tendrán 12 representantes en la Cámara de Diputados. «El PC va a asumir un rol clave y muy activo desde el Congreso. Porque tendrá más parlamentarios que cualquier otro partido del Frente Amplio. Y esto le da un poder especial», dice Octavio Avendaño.
Por su parte, Mireya Dávila afirma que «por la capacidad organizativa que tiene el PC, de disciplina partidaria, puede ser una bancada que aporte mucho a las decisiones legislativas del presidente». Pero también puede ser una piedra de tope para llevar adelante las ambiciosas reformas pues, para que se aprueben, Boric probablemente tendrá que hacer ciertas concesiones. Y es ahí, justamente, donde estará el gran desafío del próximo presidente de Chile: en crear amplios acuerdos. Una tarea que no será nada fácil pues, para dejar contentos a unos, tendrá que asumir costos en otros frentes. Por eso muchos dicen que Boric tendrá que caminar hacia sus reformas como un equilibrista en la cuerda floja.