Luego que el Comandante en Jefe del Ejército reconociera que los militares les venden armas a los narcotraficantes, es momento de recordar una noticia que pasó desapercibida pero que en estos momentos podría ser extremadamente relevante. Y es que el día lunes 12 de marzo pasado, el sargento segundo José Urzúa Melo, recién designado chofer del General Ricardo Martinez, fue encontrado muerto con una bala en la cabeza en un estacionamiento del Ejército. Una nota de La Tercera recuerda:
En horas de esta mañana, a eso de las 6.30 horas, fue hallado muerto el sargento segundo José Urzúa Melo en el estacionamiento del edificio Bicentenario del Ejército de Chile, ubicado en Avenida Blanco Encalada. Como se indicó, el funcionario, al que se encontró con un impacto de bala, había sido dispuesto como conductor del nuevo comandante en jefe del Ejército, Ricardo Martínez. Según información de la Fiscalía Militar, la investigación se está desarrollando junto a personal de la Policía de Investigaciones. “La Institución, junto con lamentar profundamente la sensible pérdida, se encuentra brindando el apoyo correspondiente a la familia, en estos difíciles momentos”, indicó el Ejército a través de un comunicado.
¿Suicidio? ¿Asesinato? ¿Ajuste de cuentas entre narcotraficantes y militares narcotraficantes? A estas alturas, y con la corrupción desatada en las Fuerzas Armadas, hay que empezar a cuestionar todo lo que dicen y hacen. Simplemente ya no se puede confiar en nadie.