Por. Rafael Pizarro H. | Profesor de estado
La grave situación provocada en el paso de Guerguerat, que une Marruecos con Mauritania en el Sahara Occidental, donde un grupo de milicianos del polisario disfrazados de civiles bloqueo esta importante vía que sirve a personas y comerciantes, ha provocado reacciones diversas y algunas hasta sorprendentes, como es el caso de Daniel Jadue, a quien bien conocemos, alcalde y candidato presidencial del partido comunista en Chile que, por redes sociales, ha manifestado “Marruecos al atacar civiles saharauis en el Guerguerat ha violado el cese al fuego. El gobierno de Chile debe condenar este hecho y exigir a la ONU garantizar los Acuerdos de Paz que implican la realización inmediata del Referéndum de Autodeterminación”.
Lo anterior es relevante porque Jadue toma partido sin conocer los antecedentes y apoya a quienes montan esta verdadera provocación, responsabilizando a Marruecos de haber “violado el cese al fuego” donde el único fuego es el que montan los agentes del polisario, con trucaje de fotos de “otras guerras” incluido, revelando que lo que existe es una guerra virtual, pero no real, por supuesto sin muertos ni heridos, donde el ejército de Marruecos ha intervenido, en su territorio, para restablecer el libre tránsito de personas, vehículos y comercio, ajustándose al derecho internacional y, lo más importante, respetando los derechos humanos. Tan simple como eso.
Lo grave no es que Jadue con estas declaraciones, apoyando el show mediático de un grupo separatista como es el frente polisario, oculta que sus dirigentes se encuentran investigados y procesados en tribunales de España por graves crímenes de lesa humanidad, secuestro de personas, robo de ayuda humanitaria, torturas, mantener cárceles secretas y otros delitos que violan gravemente los derechos humanos, colocando a Jadue, al justificar esto, en la misma vereda de los criminales encarcelados en Punta peuco.
Esto preocupa a quienes hemos sido toda la vida militantes de izquierda, que sufrimos bajo la dictadura de Pinochet y compartimos con muchos compañeros comunistas cárcel y tortura. Esto nos preocupa porque quien emite estas opiniones aparece como candidato presidencial de este partido y se presta, consciente o inconscientemente, para el juego de mercenarios que viven de este conflicto virtual y que en nuestro país dicen representar al Polisario.
Por si Jadue no lo sabe, en Marruecos existe también un partido comunista, que tiene buenas relaciones con sus camaradas de Chile. Por si no lo sabe son cientos los ex miembros del polisario que han denunciado ante la alta comisionada de la ONU haber sido torturados y mantenidos durante años en cárceles secretas solo por disentir de una cúpula corrupta que en Europa ha sido acusada por robarse ayuda humanitaria destinada para los refugiados.
Cuando se dice que estas denuncias son obra del “fascismo”, es otra mentira que se cae a pedazos, pues quienes las hacen son ex cuadros y miembros del polisario que incluso han creado una alternativa: el Movimiento Saharahui por la Paz que, en su congreso constituyente, tuvo la presencia y apoyo del expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero, que encabezara a los observadores internacionales en la próximas elecciones del 6 de diciembre en Venezuela. Es bueno que Jadue sepa que en la propuesta de Marruecos para la crisis del Sahara cuenta, además del 95% de los países del mundo, con el apoyo de Viet Nam que, difícilmente, alguien podría situar en la derecha o el fascismo.
Claramente Jadue, al emitir declaraciones sin confirmar antecedentes, respaldar a un grupo que viola los derechos humanos e ir en contra de la opinión que sustentan verdaderos estadistas, como Zapatero, que en el caso de Venezuela se la ha jugado contra la intervención extranjera y la defensa de los derechos humanos en ese país, nos muestra a un candidato presidencial con pies de barro, inconsistente y poco conocimiento de la política internacional y que explica porque fue expulsado a patadas de la plaza dignidad cuando quiso aprovechar el descontento social para promocionarse . Triste y patético.