Por: Rodrigo Aliaga
Radio U de Chile.
Desde que el escenario de la pandemia del virus COVID-19 se ha complejizado, una de las mayores recomendaciones ha sido practicar el distanciamiento social. Sin embargo, esta medida devela ser un privilegio para algunos pocos.
El brote del virus COVID-19 ha planteado un cambio en prácticamente todas las aristas de la vida. Ante lo que pareciera ser la antesala para una cuarentena total en el país, tal como ocurrió en Argentina, las personas han tomado resguardos, como el uso de implementos y confinamientos voluntarios. Esto plantea soluciones, pero aparecen otras consecuencias.
El pasado miércoles ONU Mujeres publicó el informe “Covid-19 en América Latina y el Caribe: cómo incorporara las mujeres y la igualdad de género en la gestión de la respuesta a la crisis”, en el que no sólo urge a los gobiernos a asegurar la disponibilidad de estadísticas relacionadas al género durante esta crisis, sino también advertir sobre los aumentos de violencia en estos escenarios. Desde la Coordinadora Feminista 8M consideran que el encierro es una situación propicia para exponer a mujeres y disidencias a distintos niveles de violencia de género y discriminación, puesto que se ven forzadas a compartir con sus agresores. Desde la agrupación hacen un llamado a abordar esto con un plan de emergencia que visibilice las violencias cotidianas, por medio de un catastro y así construir una red de apoyo. La abogada de la Red Chilena contra la violencia hacia las mujeres, Silvana del Valle también está de acuerdo en que las prácticas de aislamiento social pueden generar aumentos de casos de violencia.
“En el mundo, las organizaciones feministas y las que trabajan con violencia hacia la mujer han reportado el aumento de la violencia doméstica y también el aumento de la violencia hacia las mujeres que están recluidas en penales.
Ese dato ya nos hacía a nosotras temer una situación como la que estamos viviendo actualmente y que esto pudiera ocurrir también en Chile”, comentó.
“Hoy día este problema se va a exacerbar. Sabemos, además, que el 87 por ciento de las agresiones sexuales se producen al interior de la familia, por lo tanto, niños y sobre todo niñas van a estar expuestas de una manera mucho mayor a estas agresiones al estar tiempos prolongados al interior de sus casas sin tener contacto con otras personas”, agregó Del Valle.
Ciertamente esta no es la única violencia de género que se expresa dentro del hogar. Según la Encuesta Nacional Sobre Uso de Tiempo (ENUT) del 2015 del INE, las mujeres ocupadas trabajan en promedio 41 horas a la semana en tareas de trabajo no remunerado, es decir, en tareas domésticas o de cuidado. Considerando que los hombres realizan 19 horas promedio, las mujeres trabajan más del doble que los hombres en este tipo de tareas. Esto se distancia más cuando se considera que la mujer se encuentra desocupada o inactiva. “Es evidente que es nuestra sociedad, que es una sociedad patriarcal, donde impera el machismo, los roles de género son los roles tradicionales, es decir, que las mujeres estemos a cargo de la crianza y el cuidado”, expresó la ex subsecretaria del Servicio Nacional de la Mujer y hoy vocera de la Mesa de Acción por el Aborto, Gloria Maira. “Las catástrofes y las crisis, y en particular ésta, donde la cuarentena es una de las medidas para prevenir la expansión del virus, develan claramente cómo el trabajo del cuidado ha estado a cargo de las mujeres. La cuarentena puede llegar a estresar esas condiciones y a causar más desgaste, más frustración y más problemas de salud mental en las mujeres”, agregó. El llamado que hace Maira es a mantener redes de soporte cercanas, poniendo a disposición teléfonos de ayuda y una acción local efectiva desde los municipios.
Existen distintos números de emergencia y orientación para quienes sufren de violencia. El teléfono para violencia familiar es 149; para orientación desde el Ministerio de la Mujer es 1455 (ambos en horario continuado) y para información sobre violencia familiar es 600 4000 101. Instituciones como PDI o Carabineros también ponen sus números a disposición (134 y 133, respectivamente). Otro aspecto a considerar ante estas situaciones es la que se vive con el trabajo remunerado, pero que ha sido precarizado o es informal. A raíz de los constantes llamados de la misma ciudadanía al encierro, salieron interrogantes sobre aquellos trabajos que no son capaces de trabajar desde sus casas o aquellos en que los empleadores se niegan.
Es el caso de Luz Vidal. Vidal es presidenta del Sindicato de Trabajadoras de Casa Particular (Sintracap), el único que vela por el derecho de estas trabajadoras, en su mayoría mujeres. Estas trabajadoras no solo se han tenido que exponerse día a día a un posible contagio, sino también han tenido que ver reducidos sus ingresos.
“Hemos encontrado relatos de compañeras que dicen que sus empleadores llegaron a sus casas y dicen que les van a bajar sus sueldos a la mitad por el estado de emergencia que se encuentra el país. Vamos a ver esa situación porque muchas compañeras no saben bien la ley. No pueden venir a modificar unilateralmente las condiciones laborales”, detalló Vidal.
Incluso, acusa que muchos empleadores han exigido a sus trabajadoras que empiecen con la modalidad puertas adentro, sin importarles la situación familiar de ellas.
Según un catastro que han formulado desde Sintracap, sólo en esta semana han recibido ocho llamadas de trabajadoras, principalmente extranjeras, que se ven en esta situación. “Hemos ido tomando los datos para hacérselos llegar al Ministerio (del Trabajo) y hacerles saber que ésta es la realidad que está pasando en el país, estos son los abusos que los empleadores están cometiendo contra este gremio”, anunció la presidenta de Sintracap.
Si bien la Dirección del Trabajo envío un dictamen acerca de la situación del país, muchas de los puntos no aplican a la modalidad de trabajadores de casas particulares. “Hoy en día es uno de los sectores más desprotegidos dentro del medio laboral”, sentenció.
“Son medidas que vienen a paliar las necesidades de las empresas, pero en poco se preocupan de los y las trabajadoras y en general aquellos sometidos a trabajo precario. Particularmente las mujeres son las que están ahí”, agregó Gloria Maira.
Desde la Coordinadora Feminista 8M hicieron un llamado a que estas asociaciones presionen a sus empleadores para evitar el riesgo de trabajar presencialmente, por medio de una Huelga General Productiva, pero Sintracap y otras organizaciones no están muy de acuerdo con esta forma, por temor a perder esos trabajos.
“Sabemos que eso es muy complejo para mujeres que podrían ver su trabajo remunerado en peligro. Por eso es que el llamado que nosotras estamos haciendo es que exista organización por parte las trabajadoras para que puedan presionar a sus empleadores y logren aplicar el distanciamiento social”, dijo Silvana del Valle.
“Nuestro llamado hoy en día es a cuidarnos de esta crisis. Va a pegar fuerte en lo económico. Hay que cuidar el empleo y hay que tratar que las condiciones laborales sean respetadas. Muchas trabajadoras son sustento de muchos hogares”, explicó Luz Vidal.