Por: Pedro Canales.
Sidi Ahmed Uld Hamd Uld Laroussi ha sido enterrado esta semana en El Ayún, la capital de la ex colonia española del Sahara Occidental. Sidi Ahmed, a quien amigos y compañeros de trabajo y de lucha conocían con el apodo de El Pijo, murió el domingo en el exilio en París víctima de un cáncer linfático. Ni Radio Nacional de España (RNE), el ente público en el que trabajó como técnico y periodista, ni ningún medio informativo oficial español se ha hecho eco de su muerte.
La Asociación Saharaui de Víctimas y Desaparecidos, ASADEH, lo considera un ejemplo para las nuevas generaciones, “un histórico luchador”. Sidi Ahmed trabajaba en la emisora local de El Ayún cuando en 1974 se produjo el controvertido proceso de descolonización. Junto con un grupo de jóvenes decidió unirse al Frente Polisario, que para entonces ya tenia su cuartel general en Tinduf. Allí viajaron atravesando el Sahara y Mauritania, pero al llegar al cuartel general del movimiento saharaui, fueron detenidos y encarcelados sin juicio. El entonces secretario general del Polisario, El Uali Mustafá Sayed, le liberó en 1975, y el trabajador de RNE volvió a El Ayún atravesando Mauritania, reincorporándose de nuevo a su puesto en la Radio española. Pero el sufrimiento de El Pijo aún no había terminado: un comando del Polisario le secuestró en junio de 1975 y le trasladó de nuevo a las cárceles de Tinduf, donde pasó varios años. Su protector El Uali murió en extrañas circunstancias pocos meses después durante un ataque del movimiento armado contra la capital mauritana Nuackchot.
A su salida de prisión, Sidi Ahmed Uld Hamd se trasladó a Suiza y de ahí a Holanda donde vivía un hermano suyo.
En La Haya pidió y obtuvo el asilo político como refugiado y víctima de las cárceles del Polisario. Se casó con una holandesa y tuvieron dos hijos varones.
Las torturas a las que fue sometido le dejaron secuelas profundas, entre ellas un dolor de cabeza permanente causado por los golpes que recibió en el cráneo. Sidi Ahmed nunca se doblegó ante sus verdugos, que hicieron lo posible por neutralizarle. En 1980 puso una denuncia ante Amnistia Internacional en contra del Polisario por las vejaciones y malos tratos que había sufrido en la cárcel. Su denuncia, la primera de un preso saharaui en Tinduf, tuvo efecto ya que la organización internacional abrió un expediente y preguntó oficialmente al Polisario acerca de la situación de sus otros compañeros encarcelados. Sidi Ahmed Uld Hamd Uld Larussi nunca se doblegó, afirma Ramdan Messaud de ASADEH, y fue un ejemplo por su combate permanente contra las prácticas espurias y corruptas existentes en el seno del movimiento que dice luchar por la liberación del pueblo saharaui.