Por primera vez en dos décadas la derecha tuvo más concejales que la izquierda, que son generalmente un predictor presidencial. ¿Cómo evalúas el resultado del fin de semana pasado?
Los datos hablan por sí solos. Es un hecho que las oposiciones ganaron y que Chile Vamos se transforma en la coalición que tiene mejor capacidad para alcanzar mayorías. Eso es muy importante, de cara al desafío del próximo año, porque tenemos una oportunidad y al mismo tiempo una responsabilidad de construir una propuesta capaz de darle gobernabilidad al país.
– Se decía que la hegemonía del sector estaba en disputa con los republicanos. ¿Tú crees que esa discusión quedó zanjada? ¿Que Chile Vamos ya tiene la hegemonía?
Francamente, esa disputa nunca me pareció interesante. Me parece más interesante hacerse la pregunta de cómo logramos terminar definitivamente con la hegemonía que en algún minuto nos quiso imponer la izquierda radical, cuya máxima expresión fue pretender imponernos, en una Constitución, su modelo ideológico. La pregunta es otra: cómo construimos una unidad entre las distintas oposiciones capaz de darle un cambio de rumbo del país.
Algunos analistas decían que quizás Renovación Nacional con tan buenos resultados no estaría tan contenta de seguir los pasos de Evelyn Matthei (UDI), sino quizás de buscar un candidato propio.
Siempre he sostenido que la mejor candidata de Chile Vamos es Evelyn Matthei. Y lo sigo sosteniendo. Evelyn Matthei tomó una opción, que fue jugársela por Chile Vamos en esta elección municipal. Y esa apuesta se ha visto respaldada en las urnas. Ella ha quedado en una posición bastante nítida para liderar el proceso que viene ahora en adelante.
– ¿Es viable un rápido acuerdo con Republicanos para las próximas elecciones?
La coyuntura del país es tan grave que espero que todas las oposiciones, Chile Vamos y Republicanos, estemos a la altura de construir una primaria amplia, donde lleguemos con un candidato único de oposición.
– ¿Hubo un efecto Monsalve en la elección que afectó la posición del oficialismo?
Yo creo que Monsalve es un capítulo más de algo global, que es un hastío de la ciudadanía ante un gobierno a estas alturas inerte. O sea, un gobierno que no es capaz de responder adecuadamente a ninguna situación compleja. El caso Monsalve es un capítulo más de una administración que ha demostrado total incapacidad para conducir el país.
– A propósito de esto, ¿cómo has visto la reacción del gobierno ante las últimas revelaciones que vuelven a entregar más contradicciones en el discurso de Tohá y otras autoridades?
El desfonde del gobierno encuentra su fundamento en no entender que ha llegado el momento de dejar que las verdades se vayan conociendo a cuentagotas. Y que más bien los distintos actores involucrados cuenten toda la verdad a los chilenos y chilenas sobre qué información manejaban las distintas autoridades políticas al momento de las decisiones que tomaron.
En el fondo la pregunta es: la ministra Tohá, cuando hace el llamado telefónico que hemos conocido al subsecretario Monsalve, supuestamente para ubicarlo para que pueda cumplir con una diligencia. ¿Qué información le transmite ahí el subsecretario Monsalve?
– ¿Qué aspectos te parecen confusos?
-Hay que dilucidar si la ministra Tohá, a esas alturas, ¿sabía de las intervenciones que el subsecretario Monsalve había realizado al alero de la Ley de Inteligencia? ¿Qué intervenciones conocía? ¿Conocía lo de las cámaras? ¿Conocía los acercamientos a la víctima?
Y luego, qué información le traspasa al Presidente de la República, quien además ha confesado en un punto de prensa que él sabía lo de las cámaras. Entonces, es interesante saber qué reflexión política tuvo el presidente de la República para estimar que con esos antecedentes no era pertinente poner término a las funciones del subsecretario Monsalve en el mismo acto, sino más bien mantenerlo un día y medio más con plenas atribuciones.
– ¿En qué lugar queda la ministra Tohá? ¿Es necesario un cambio de gabinete que la incluya?
-El presidente Boric tiene que hacerse la pregunta de si el gabinete, en las circunstancias actuales, está en posibilidad de retomar el control de la agenda. Los gabinetes tienen que ser funcionales al presidente y no al revés. Hoy día este gabinete representa una dificultad del Presidente para llevar adelante sus agendas. Eso es insostenible.
– Boric hizo una declaración como testigo a la fiscalía voluntariamente.
– Cuando el presidente Boric en una conferencia de prensa reconoce manejar ciertos antecedentes que son centrales en la causa, su participación, como testigo, era irreversible. No tengo cómo saber si la motivación ha surgido de él o no. Lo que sí tengo claro es que en el minuto de que él declara que el subsecretario le había dado a conocer que había tenido acceso a las cámaras, para nosotros es sorprendente que él no advierta la gravedad de esa situación.
Y obviamente eso tiene dos consecuencias. Uno, hace imposible que no participe en la causa. Segundo, hace incomprensible que no le haya puesto término a la situación del subsecretario en ese mismo instante.
– El movimiento estudiantil Solidaridad ganó la Universidad Católica. ¿Cómo es tu vinculación con ese movimiento?
– Participé en sus inicios y los apoyo de manera constante. El gran mérito de Solidaridad es haber demostrado que una centroderecha con identidad, con vocación social y con capacidad de ser mayoritaria es perfectamente posible. Y es la fórmula para ganarle a la izquierda radical.
La dicotomía que enfrentó la UC fue entre una izquierda absolutamente condescendiente con la violencia y una alternativa que propone un proyecto totalmente distinto. Entonces, el triunfo de Solidaridad puede ser un muy buen referente sobre los desafíos que tenemos como centroderecha en el país.
– Se cumplieron cinco años del estallido. ¿Hubo un silencio de la izquierda?
– La principal frustración de la conmemoración de los cinco años del estallido es que los dirigentes de izquierda de mi generación no hayan hecho una autocrítica respecto de no haber defendido la democracia en un momento clave para Chile. Porque una cosa es lo que pueden haber hecho los dirigentes de las antiguas generaciones, pero otra que personas de 30, 35 años, hijas de un proceso democrático como fue la transición chilena, en la hora clave no se la hayan jugado por defender la democracia. Y que más bien hayan tenido actitudes condescendientes con un verdadero golpe blando al Presidente Piñera. Es de las cosas más tristes que deja el estallido.
– ¿Cómo viste la actuación en ese momento de Boric, que quería llevar a la Corte Internacional a Piñera?
– El presidente Boric todavía no logra resolver dentro de sus bloques de apoyo una condena irrestricta a la violencia y una autocrítica contundente respecto al estallido social. Para mí Boric sigue siendo el presidente que buscó indultar a personas que habían cometido hechos de violencia, a quienes beneficiaron con pensiones de gracia y que retiró las querellas por seguridad interior del Estado. El presidente Boric todavía mantiene algunas arterias octubristas en su corazón.