Florentina Fuentes C.
Prensa popular y alternativa
Usando como plataforma la radio Universidad de Chile los amigos del frente polisario han dado inicio a una campaña que busca poner en agenda el reconocimiento a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) que, según ellos, durante el gobierno de Michelle Bachelet, fue ignorada. Los imaginarios compromisos de la ex presidenta con un ex diputado y enviados de la RASD a Chile a que hacen referencia los representantes de este grupo han sido desmentidos categóricamente por fuentes de cancillería, quienes afirman que, aunque existiera voluntad política para acceder a este reconocimiento, ello no es posible por requisitos mínimos impuestos por Naciones Unidas, como es la existencia de territorio y un gobierno establecido que pueda recibir a quienes le reconocen, lo que es absolutamente inviable puesto que la RASD se encuentra geográficamente en Argelia, país fronterizo con Marruecos, donde lo que existe son campamentos, pero no ciudades con autoridades democráticamente electas como en el Sahara marroquí, que han sido visitadas por parlamentarios de izquierda y derecha, académicos y dirigentes sociales de nuestro país, donde se observa un desarrollo ascendente y una clara participación ciudadana en su gestión lo que es muy distinto de campamentos en cuyo interior se cometerían graves atropellos que, según consta en tribunales españoles, registran denuncias por crímenes de lesa humanidad, robo de ayuda humanitaria, secuestro de mujeres, torturas y otros delitos cometidos por el frente Polisario que, con la tolerancia de Argelia, administra, controla y reprime a quienes muestran algún grado de disenso al interior de estos verdaderos campos de concentración.
Los chilenos tenemos un triste recuerdo de campos parecidos en dictadura, con la diferencia que en Chile esto duro algunos años y en el norte de África ya llevan más de 40. Con esos antecedentes la ex presidenta no podía acceder a una petición de reconocimiento para una república virtual, que hace propaganda a una guerra que tampoco existe y que en nuestro continente es presentado por personas descalificadas, política y moralmente para representar a nadie.
Son los mismos que, sin pudor alguno y para ser escuchados, dicen ser allendistas y utilizan el nombre del ex presidente para tener alguna presencia política.
Pero las cosas cambian. Han sido ex presos políticos en dictadura que, en conocimiento de lo que ocurre Marruecos, como se enfrentan atropellos de los “años de plomo” con propuesta de reparación y justicia para las victimas y otras, lo que les motiva para concurrir a la formación del Centro del Magreb. Las visitas al Sahara de autoridades socialistas, del secretario general del PC, o que un senador del PPD diga en el Senado que “este conflicto artificial es utilizado por intereses geopolíticos de Argelia”, termina por sepultar las acusaciones de “reaccionarios y fascistas” a quienes dan a conocer esa realidad en Chile y América latina. Que diario U de Chile diga: “La ex presidenta estaba determinada a reconocer a la nación africana que hoy es ocupada por Marruecos, sin embargo, el ex canciller y actual timonel del PPD se habría opuesto a la medida, argumentando, incluso, que podría perjudicar a Chile en su diferendo con Bolivia en La Haya”, no solo es falso, sino ridículo, al constatar los fuertes vínculos de la ex mandataria con Naciones Unidas, quien se ha preocupado de respetar todos y cada uno de los requerimientos para el reconocimiento de un estado que, como en este caso, además de no cumplir con requisitos mínimos, quienes reclaman residen en otro país. Como nos decía el presidente del centro de estudios del Magreb, “es como si se proclamara una república independiente mapuche en Mendoza y se pidiera reconocimiento internacional para ello”. En la nota publicada se ven obligados a reconocer el fracaso cuando dice: “En Chile y desde el fin de la dictadura, autoridades y activistas chilenos han tratado, sin éxito, que nuestro país reconozca a la RASD como un Estado soberano”. Si ese reconocimiento no se logró cuando no existía información sobre el norte de África, con mayor razón es inviable después de comprobarse que todo responde a un aparataje comunicacional sostenido por consignas de la guerra fría, sin asidero en normas internacionales para reconocer un estado y representantes inescrupulosos que han terminado por ser desenmascarados como cómplices de una banda que comete graves atropellos a los derechos humanos en campamentos donde el propio secretario general del frente Polisario se encuentra encausado en España por crímenes de lesa humanidad.
El vocero.
Esteban Silva, durante años un oscuro personaje que, sin vuelo intelectual y un pasado cuestionado por muchos, trato de tener notoriedad en campañas de todo tipo hasta que un partido, a falta de postulantes para llenar un cupo, lo anota como candidato. El resultado electoral fue un bochorno, pero le sirve para intentar la formación de un “partido” que tampoco se legaliza por no reunir 100 firmas de respaldo que se exige para este trámite. Como matón de barrio y a pesar del desprecio que le manifiestan otros dirigentes de izquierda, se apropia indebidamente del nombre de Allende, lo que es rechazado por la familia del ex presidente y el PS, pero que le ayuda para vincularse al Polisario y acercarse a la Venezuela de Maduro, donde consigue alguna notoriedad, viajes y el trato que siempre buscó.
Los ex presos políticos aseguran que la inmoralidad de Silva no tiene límites al usar en su beneficio pretendidos abusos que, como “revolucionario”, sufrió en dictadura, lo que es falso y la prueba es el listado Valech que registra a quienes sufrieron prisión política y tortura donde el nombre de Esteban Silva Cuadra no aparece, pero si están varios fundadores del centro, entre ellos su presidente: Juan Carlos Moraga Duque.
De todas formas Silva se las arregló para usar la Asociación Chilena de Amistad con el Polisario, desde donde ataca a la izquierda que lo desprecia y al ex canciller de la presidenta Bachelet: “el papel de Heraldo Muñoz en el no reconocimiento de la RASD fue “nefasto”. “Nosotros lamentamos mucho que la (ex) presidenta Bachelet haya terminado su mandato sin tomar esta decisión. Existía de su parte un compromiso de resolver y tomar una decisión sobre la relación entre el Estado de Chile y la República Árabe Saharaui Democrática, y sobre la lucha por la independencia total del Sahara Occidental”. Un chileno que combatió en Nicaragua con los sandinistas contra Somoza está sorprendido de que Cuba, durante el foro de Sao Paulo y a pesar de sus antecedentes, aceptara la presencia de Silva en la Habana quien “solo puede tener el calificativo de Mercenario y ya no sabemos al servicio de quien”.
Cuando la unanimidad del senado y la cámara reconoce como viable y realista la propuesta de Marruecos para el Sahara; que la guerra solo existe en la mente de quienes nadie sabe para quién trabajan; que parlamentarios del frente amplio se informen y asistan a la fiesta de la entronización del rey Mohamed VI y observan como el apoyo a Marruecos crece en forma transversal, indica claramente que algo definitivo está ocurriendo y que a ello, en forma desesperada, responde la campaña iniciada el 14 de agosto en radio U. de Chile.
Pero esta derrota del polisario y sus agentes en América latina no es casualidad, es resultado de un trabajo paciente de hombres y mujeres que se informan sobre lo que ocurre en el Sahara, se acercan a la embajada de Marruecos en busca de antecedentes oficiales que confirman la veracidad de la propuesta de autonomía regional, solución a derechos humanos y los cambios verdaderamente revolucionarios que encabeza el Rey Mohamed VI. Teniendo eso claro y con representantes de todo un espectro político se crea el Centro de Estudios del Magreb que, a diferencia de otros amigos de Marruecos que en diversas partes del continente han sido vinculados a corrupción o dictaduras, ahora son las propias víctimas de atropellos quienes cruzan la calle para enfrentar, en su terreno, a mercenarios y aventureros que durante largo tiempo habían actuado sin contrapeso en nuestro continente.
En la actualidad el centro de estudios del Magreb, con presencia y amigos en 12 países, logra apoyo en el entorno de Lula en Brasil, 128 dirigentes de trabajadores pertenecientes a 11 centrales sindicales firman la Declaración de Bogotá; diversas etnias y comunidades mapuches, del mundo académico en 9 universidades y cercanos al peronismo en Argentina, además de las más importantes organizaciones sindicales de México, Paraguay y Panamá que, por escrito, han firmado su adhesión al centro demuestran cómo se han ganado espacios que antes el Polisario consideraba suyos.
Este desarrollo responde a un trabajo serio, con autoridad para abordar los temas y que contrasta con el desprestigio y escándalos de todo tipo que afecta a los representantes del polisario en América Latina, a lo que se suma el rechazo y condena de quienes fueron utilizados con mentiras en el pasado y cuya guinda del postre es el cansancio y preocupación de diplomáticos argelinos por la descomposición de este grupo que, a fin de cuentas, les compromete y vincula. Sin duda, una derrota política de proporciones para el separatismo y los mercenarios que lo representan.