Por Emilio Contreras
En la dirección ejecutiva de Ópera Latinoamérica, la asociación que agrupa a teatros de ópera de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, España, Estados Unidos, México, Perú y Uruguay, la chilena Alejandra Martí se propuso un objetivo concreto: transformar en pop la ópera y el arte lírico del continente.
“El año 2017, cuando OLA comenzó a ser una institución con personalidad jurídica propia, contábamos con 18 miembros permanentes. Hoy día empezando el 2019, ya contamos con 33 asociados”, recuerda Martí, quien bajo su alero extendió la influencia de la asociación al ámbito iberoamericano. “Los principales beneficios que se entregan se desprenden de los 5 ejes estratégicos de la Asociación: asociatividad, comunicaciones, formación, accesibilidad y tecnología. En torno a estos ejes desarrollamos encuentros anuales, foros especializados en los cuales se accede a buenas prácticas y una red de contactos”, explica la gestora cultural. Entre los beneficios de OLA destacan las alianzas internacionales, los programas de formación y el desarrollo de servicios tecnológicos. Como por ejemplo Palco Digital, una plataforma digital tipo Netflix del Teatro Real de Madrid donde los miembros de la organización pueden publicar sus espectáculos en línea.
“Tenemos en la web de OLA un calendario integrado que facilita a los turistas extranjeros, por ejemplo, que visitan más de un país, el poder planear su visita en virtud de los espectáculos y sus fechas”, agrega.
“Para centrarme en los desafíos, creo que es muy necesaria la implementación de una red de teatros a nivel nacional. Al igual como lo han comenzado a hacer en otros países. Un ejemplo cercano es Argentina”, apunta, y luego cuenta que allí funciona una red de teatros líricos que facilita la oferta cultural para sus espectadores. “En Chile existe la Red de Salas pero es para salas de teatros. principalmente de teatro de prosa“, dice.
Hoy, para Martí, su preocupación radica en la discusión sobre la “Ley de Fomento de las Artes Escénicas”, la misma que agitó el debate local a mediados de 2018. “En términos prácticos, no incluir la ópera en la Ley es peligroso para los artistas que presentan sus proyectos, sobre todo en las líneas de apoyo en la creación, exponiéndose a que los evaluadores dejen sus propuestas fuera por no cumplir estrictamente con las bases administrativas”, comenta.
“Lo peor que puede pasar es que al no aparecer la ópera como un género explícito finalmente no tenga apoyo en ninguna ley. No hay que dejar espacio a la interpretación”, dice Martí, con más de 10 años de experiencia en gestión cultural y proyectos a fines. Pero, ¿cómo atraer a nuevos públicos a la ópera, un género que escaso espacio en los medios de comunicación masivos?. Según Martí, en los niños y la tecnología.
“Las estrategias para el desarrollo de nuevos públicos, a mi parecer, radican en dos vertientes. Por un lado, desde el desarrollo de programaciones infantiles para familias y escolares, más todo el acompañamiento pedagógico y de mediación que puedas integrar (…). Por otro, usando las posibilidades que la tecnología nos facilita. Nosotros, desde la administración de la asociación, estamos promoviendo con algunos Ministerios de Cultura de la región las transmisiones de espectáculos infantiles de Palco Digital la cual alberga una gran cantidad de producciones de ese teatro”, explica.