Polisario: El comercio inmoral de la infancia

Por Said jedidi.

En esta trama de revelaciones que emerge, el Polisario, presentado por los moradores del Palacio El Mouradia como un «símbolo de resistencia saharaui», ahora se halla en el epicentro de una tormenta por su participación en un sórdido negocio de «venta» de niños saharauis a familias españolas. La noticia de un secuestro y tráfico de seres humanos ha dejado al descubierto la nueva faz siniestra de esta organización.

El programa «Vacaciones en Paz», utilizado por el Polisario en España para enviar niños saharauis a familias españolas bajo la fachada de aprender el idioma y fomentar el afecto, ha llevado a la desintegración y desarraigo de numerosas familias. En muchos casos, estos niños, provenientes de los campos de Tinduf, terminan siendo adoptados por las familias españolas que los acogen durante las vacaciones. Estos lazos temporales se transforman en permanentes, y en algunos casos, las familias adoptivas, respaldadas por el Polisario, terminan arrebatando a los niños de sus padres biológicos.

Este sórdido comercio no solo ha engendrado familias divididas, sino que también ha manipulado a algunas familias biológicas para fomentar la adopción, convirtiendo a estos niños en ciudadanos españoles y portavoces del separatismo en España. Algunas familias, presionadas por el lavado de cerebro del Polisario, se ven obligadas a aceptar esta condición en contra de su voluntad. Un caso particularmente inquietante es el de Filleh mint Chahid mint Laaroussi, una joven saharaui de 18 años que fue adoptada por una familia española a la edad de 5 años. Al intentar regresar a ver a su familia biológica en los campos de Tinduf en Argelia, fue secuestrada por ellos en julio pasado.

Este repudiable incidente revela la oscura realidad detrás de las fachadas de ayuda humanitaria proyectadas por el Polisario. Aprovechan la vulnerabilidad de los niños saharauis y la buena fe de las familias españolas para sustentar un comercio inmoral y despiadado.

Mientras España reacciona con indignación ante estas prácticas inhumanas, es crucial señalar que Argelia, como anfitriona y financiadora de esta organización, está implicada indirecta o directamente en esta red de trata de niños saharauis. Cada año, nuevas víctimas se suman a la lista, dejando a familias destrozadas de ambos lados.

Este reciente escándalo debería resonar como una llamada de alerta a la comunidad internacional. No podemos tolerar que el Polisario se convierta en un facilitador de la explotación infantil y la descomposición familiar. Es imperativo que la verdad detrás de sus máscaras sea revelada, y que la justicia se imponga para erradicar de una vez por todas estas prácticas inhumanas.