Por CRISTIAN GUZMAN ZUMARAN. / MAGISTER EN CIENCIAS POLITICAS. / ABOGADO DERECHOS HUMANOS SIN FRONTERAS.
Hay un huracán en el caribe en estos días, pero esta vez es benigno y esperanzador y aunque ya es un tema en la agenda de casi todos los gobiernos de la región, en la hermosa Barbados se ha ubicado el epicentro de la tormenta que está causando la CARICOM. El tema ha tomado notoriedad porque un muy conocido y famoso actor de Hollywood ha sido sindicado como miembro beneficiado de una empresa familiar colonial en el caribe que fundó su fortuna sobre la espalda de cientos de afro descendientes esclavizados.
La comisión del caribe que está abocada a la reparación por el genocidio de los afro descendientes esclavizada por las colonias europeas en el caribe, especialmente en estos días ha salido a la palestra porque se han ido asentando los objetivos de la comisión en ciertas e identificadas familias dueñas de haciendas coloniales y que entre sus activos utilizaban la mano de obra de esclavos africanos y sus descendientes por décadas y siglos para trabajar forzadamente en los campos de algodón, caña de azúcar, cereales, café, etc, explotando las franquicias entregadas por el imperio británico y el imperio feneces y portugués a cambio de jugosas comisiones e impuestos. Esas familias progresaron, y acumularon enormes fortunas por generaciones que llegan hasta nuestros días, como dinero sangriento.
La CARICOM es la agencia caribeña cuya sede se encuentra en Barbados una pequeña y paradisiaca isla llena de historia de esclavitud y sufrimiento que solo se libró del colonialismo esclavista formalmente hace algunas décadas en el siglo XX, pero por razones de supervivencia ha debido seguir vinculada de una forma menos traumática al imperio británico. Cientos de miles de afro descendientes fueron arrastrados a la fuerza y arrancados desde sus hogares y tierras en AFRICA para trabajar forzadamente en los campos de cultivos caribeños. Sufrieron, sangraron y murieron bajo el yugo y el látigo implacable de sus esclavistas quienes gozaban de la protección del imperio por medio de leyes de sometimiento racial que les otorgaban títulos de propiedad sobre quienes no eran considerados ni tratados como personas humanas. Se les privó de todo lo material que era posible arrebatarles, de sus familias, hijos, esposas, tierras, religión, su lengua, dialecto o idioma, su historia, su sangre, sus leyes y su justicia y especialmente de su dignidad, sus sueños y totalmente de su cultura.
La CARICOM se tomó esa tarea como su principal objetivo, el de buscar la forma de una reparación por ese despojo, por aquella expoliación colonial que permitió el enriquecimiento y bienestar de las elites mercantiles dominantes. No es posible dimensionar completamente el sufrimiento y el daño que la esclavitud de los afro descendientes causó en la cultura afro descendiente, solo sabemos que el continente africano, especialmente la llamada AFRICA negra, sigue sumido en un subdesarrollo endémico por causa de la explotación europea de últimos 500 años. El caribe y el sistema de producción basado en la esclavitud es solo una extensión del mismo modelo productivo que se extendió casi sin cambios hasta la mitad Del siglo XX.
La extensa documentación, en gran parte por el orden burocrático monárquico del cobro de los impuestos ha permitido una trazabilidad de las familias de esclavistas que como concesionarios de una franquicia real movilizaban con la autorización bulas reales enormes cargamentos de mercancías y pagaban cuantiosos tributos, también amasaban cuantiosas fortunas por el privilegio de los monopolios familiares. Es posible, entonces seguir la ruta del dinero por medio de las compañías de seguros navieras y los bancos y prestamistas privados que financiaban tan enormes empresas e inversiones y aseguraban los valiosos cargamentos, tanto de personas como de mercancías. Ayuda mucho también las biografías de sus patriarcas y matriarcas escritas por encargo personal o familiar, también ayudan las bitácoras de los capitanes de los navíos de las transnacionales marítimas. Todo eso que fue el orgullo de las transnacionales coloniales y victorianas, permite hoy establecer con bastante claridad el origen, el camino y el destino final de las gigantescas ganancias obtenidas por medio del uso de cadenas y látigos como combustible para movilizar tan enorme maquinaria productiva hecha de carne, huesos y almas humanas.
Esa despreciable y espuria fórmula hoy, por medio de la CARICOM, está siendo escrutada, organizada, auditada y puesta en el banquillo de los acusados por ser autora de uno de los genocidios más extensos y brutales que ha realizado la cultura occidental en contra de otros seres humanos.
La secularidad de las instituciones financieras y las fortunas familiares terratenientes de la época colonial juega a favor de la trazabilidad del dinero y sus actuales asentamientos, generalmente en conglomerados bancarios y grupos financieros consolidados hace siglos en el viejo continente.
No solo constituye un genocidio que se extendió por más de 500 años, sino que sus efectos y consecuencias siguen extendiéndose por traslación hacia los descendientes de esos seres humanos esclavizada por generaciones y que movilizó con el miedo y su propia sangre toda esa monumental maquinaria de capital agrícola e industrial que mantuvo con vida a todos los imperios europeos hasta nuestros días.
La CARICOM tiene como objetivo lograr que los descendientes actuales de esas familias de esclavistas coloniales y que siguen gozando de los beneficios y utilidades financieras del trabajo de los esclavos afro descendientes reparen en parte a los afro descendientes actuales por el brutal abuso con se construyeron sus actuales fortunas multimillonarias.
También está el reconocimiento de los hechos, la reivindicación y el pedir perdón por los perjuicios causados por la sangre derramada de parte de quienes cimentaron estas aún vigentes y actuales fortunas.
Es insoslayable para los herederos de los esclavistas el origen del dinero sangriento, la eventual vergüenza que significa su uso, aunque puede atenuarse dicho pecado de origen con el uso noble de al menos parte de esa fortuna.
Siempre estará presente la fungibilidad del dinero como instrumento pragmático de cambio en el mercado y eso permite de algún modo reparar en parte la ofensa causada por los gestores originales, los terratenientes coloniales.
El trabajo de la CARICOM es un enorme avance en la forma de buscar una reparación general y particular en los afro descendientes, especialmente del caribe, pero también están los de USA, centro y Sudamérica y especialmente los peruanos. Pero no olvidemos que el virrey del PERU don Ambrosio O’HIGGINS fue dueño de licencias de rutas comerciales del imperio español desde el atlántico argentino hasta las costas chilenas y peruanas y que amasó una inmensa fortuna comerciando con esclavos y que heredó esas franquicias a su hijo Bernardo, quien inteligente mente abolió la esclavitud en Chile antes de autoexiliarse en sus tierras heredadas de su padre en PERU, donde siguió disfrutando de los beneficios de la esclavitud por 5 años hasta que se abolió en el país del INTI y por el resto de su larga vida.
La CARICOM es la última respuesta a una necesidad espiritual de las actuales generaciones de afro descendientes de comenzar a cerrar ese horrendo pasado y pensar en un presente y futuro lleno de luces, entre otras cosas con la necesaria reparación de tan enorme mal causado a sus personas y su cultura. //