Por Khadijatou Mahmoud.
Mi nombre es Khadijatou y soy una orgullosa mujer saharaui. Como muchos hijos e hijas saharauis de los campos de refugiados de Tinduf, tuve que dejar atrás a mis amigos y a mi familia. Tuve la suerte de encontrar refugio en España para poder comenzar una nueva vida.
Hace 12 años fui violada por Brahim Ghali, el líder de la mal llamada organización saharaui de «liberación», el Frente Polisario, que controla los campos de refugiados en Tinduf. Digo mal llamada porque detrás de la fachada diseñada para atraer a políticos y donantes de Occidente, no hay más que un grupo de tiranos misóginos que actúa para su propio enriquecimiento y no para los intereses de mi pueblo. Me desempeñaba como traductora del Polisario al momento en que Ghali era el «embajador» del movimiento en Argelia. Necesitaba una visa para viajar a Italia ya que había recibido una invitación por parte de la ONG «Sahara Maratón» para las que traducía. Ghali me llamó a su oficina pretendiendo ayudarme a obtener la visa. En cambio, me violó brutalmente. Tenía 18 años en ese momento.
Quiero que el mundo sepa quién es Brahim Ghali. Un hombre que abusó de innumerable cantidad de mujeres. También Ghali torturó y mató a decenas de personas. Me amenazaron para que guardara silencio. Sin embargo, reuní fuerzas y hablé. Hasta el día de hoy, hablo de sus crímenes. Día tras día aliento a mis hermanas en Tinduf- y a todas las mujeres que sufren abusos, especialmente a las más vulnerables entre nosotras en los campos de refugiados- a hacer lo mismo. HABLAR. DENUNCIAR. GRITAR. Puede que no cure nuestro trauma, pero ayudará a proteger a nuestras hermanas que se encuentran en los campamentos de refugiados. Y eso, para mí, vale la pena.
Lamentablemente hasta ahora, el despiadado violador y torturador logró eludir la justicia. Utiliza recursos que pertenecen a mi pueblo, el pueblo saharaui – dinero, abogados, cabilderos – para crear una imagen de líder internacional y luchador por la libertad, lo que le permite esconder todas las acusaciones en su contra, incluida la mía.
Si hay algo en lo que el Polisario es bueno es en la guerra de la información. Tienen un ejército de activistas cibernéticos que actúan en Internet borrando sus crímenes. Literalmente borrando. Por ejemplo, Wikipedia permite a esos mercenarios cibernéticos borrar la verdad sobre el Polisario, la verdad sobre Brahim Ghali.
Referencias de organizaciones como Human Rights Watch o Amnistía Internacional, la unidad antifraude de la Unión Europea, medios de comunicación de alto nivel, se etiquetan como «ilegítimas». Muchos contenidos se borran y las cuentas de los editores legítimos de Wikipedia, con décadas de experiencia, se ven afectadas por acusaciones fabricadas. Una y otra vez, mi historia, y la de tantas otras víctimas del Polisario, se borra en forma simple y sin escrúpulos. Y lo logran. Quizás se pregunten cómo nos hace sentir eso a mí y a otras víctimas. Se siente como una segunda violación. No dejaré que eso continúe. Seguiré luchando para que el mundo conozca el verdadero rostro del Polisario. El verdadero rostro del violador y torturador Brahim Ghali. Hago un llamado a todos los editores de Wikipedia de buena voluntad para que pongan fin a la cínica máquina de silenciamiento y propaganda que el Polisario estableció con el dinero de los contribuyentes de Europa y Estados Unidos, originalmente destinado a alimentar y educar a los niños de Tinduf.
Sí, Wikipedia es un gigante. Sin embargo, cuando se trata de proteger la dignidad humana, de proteger a las mujeres del peor de los crímenes, no podemos darnos el lujo de rendirnos. ¿La buena noticia? Si muchos de nosotros unimos nuestras fuerzas para luchar por la verdad y la justicia, también seremos gigantes.