María Cristina Larraín E.
El llamado conflicto del Sahara, alimentado desde Argelia por el frente Polisario, en los últimos años marca una clara decadencia en el apoyo que antes obtuvo este grupo debido, fundamentalmente, a la desinformación sobre lo que ocurría en el Sahara, cuestión que, en los últimos años, se ha revertido de manera ascendente en favor de Marruecos al darse a conocer, en el mundo político, social, diplomático y cultural, la propuesta de autonomía regional presentada por este país ante la ONU para terminar con una situación que afecta, especialmente, los derechos humanos, políticos y sociales de miles de personas vulnerables y de origen saharaui que creyeron en una propuesta progresista, democrática y autónoma que, hace más de 40 años, da origen al Polisario y la llamada Republica Árabe Saharaui Democrática.
Con los años, la propuesta original fue traicionada por dirigentes que, en la actualidad, se encuentran investigados por graves violaciones a los derechos humanos en contra de quienes dicen representar, además de acusaciones de secuestro, robo de ayuda humanitaria, asesinato, tráfico y otros delitos. En el plano político este “único representante del pueblo saharaui”, como le gusta autodefinirse, se encuentra quebrado desde el momento que un numeroso grupo de “cuadros” se aparta de la estructura central para dar forma al Movimiento Saharaui por la Paz que, en su congreso constituyente, contó con el apoyo de importantes figuras del mundo progresista que, antes de que se conocieran estos abusos apoyaban al polisario. En ese contexto, no es menor que la primera denuncia por delitos en contra del grupo fuera acogida por el juez Baltazar Garzón, que en el congreso del MSP participara el ex presidente español Rodríguez Zapatero y que en América Latina quienes con mayor fuerza hoy adhieren a la propuesta de Marruecos para el Sahara, son personas ligadas a la izquierda histórica del continente y, en Chile, sean familiares directos del presidente Allende y ex funcionarios de confianza en el gobierno de la unidad popular los que encabezan, en el mundo político, las organizaciones sociales y la sociedad civil, el apoyo al positivo proceso de cambios en ese país, destacando en este quehacer la fundación Chile Marruecos de solidaridad con el Sahara marroquí que, a través de Isabel Castro Molina, miembro del directorio de la Central Autónoma de Trabajadores de Chile, al entregar un recuento de sus actividades señala que esta fundación es “un paso adelante en defensa de la verdad y los derechos humanos” en el Sahara.
En su desesperación por la soledad política que vive, el representante del Polisario en Chile convocó a una manifestación frente a la embajada de Marruecos el pasado 6 de marzo para “un alto a la guerra en el Sahara occidental y solidaridad con el frente polisario”. En conocimiento de lo anterior, donde se aseguraba que cientos de personas concurrirían a manifestarse contra Marruecos, se pudo confirmar que a la cita llegaron escasas 5 personas (incluido el chofer que los condujo), que el mencionado acto duro menos de 5 minutos, lapso en que se solicitó a una persona de aseo municipal que les tomara una foto. Al parecer, ya sin la asesoría comunicacional que antes les ayudo en tiempo pasado a desinformar sobre el Sahara, en esta ocasión al publicar la fotografía de la embajada que demuestra realmente cuantos son, también sirve para confirmar su decadencia y que, quien representa al Polisario, solo se representa a sí mismo y a nadie más.
Dos días después, la fundación de solidaridad con el Sahara marroquí y con motivo del día internacional de la mujer, realizó un homenaje a mujeres perseguidas, haciendo un especial reconocimiento a familiares de presos políticos, desaparecidos o asesinados por el frente Polisario, evento que tuvo lugar en la sede de la federación nacional de sindicatos de Rancagua donde, por respeto a las normas de la pandemia, solo se convocó a 30 mujeres. Lo cierto es que el número de asistente fue superado ampliamente y el acto se tuvo que realizar en 2 lugares: el salón interior con 25 personas y en el patio del recinto con otras 27, totalizando 52 mujeres dirigentes sociales que en forma clara y después de escuchar a mujeres dirigentes sociales, e interactuar sobre el Sahara y Marruecos con el abogado defensor de los DDHH Cristian Guzmán y el presidente de la fundación, por unanimidad las asistentes expresaron su condena a los delitos del Polisario y un categórico apoyo a la propuesta de autonomía regional para el Sahara presentada por Marruecos en Naciones Unidas, además de su solidaridad con las mujeres familiares de presos políticos, desaparecidos o encarcelados en territorio de Argelia. Al finalizar las dirigentes sociales presentes firmaron la “Declaración de Rancagua”.
Ambos eventos, el realizado frente a la embajada de Marruecos convocado por el Polisario con quienes aparecen en la foto y el de Rancagua, donde decenas de mujeres dirigentes sindicales interactuaron con información sobre el Sahara y Marruecos, nos muestra una forma distinta de actuar por parte de los convocantes, donde la fundación lo hace en forma transparente, participativa y sin dobleces, mientras el Polisario actúa solo para una foto.
Lo ocurrido confirma también el cambio de mirada en la opinión publica chilena y de América Latina sobre lo que ocurre en el Sahara, aislando de todo acto social, cultural o de la sociedad civil a quienes avalan los delitos del polisario (ya sabemos cuántos son), y también a los que, tal vez por desconocimiento, han firmado declaraciones en su apoyo, cuestión que, al decir de Juan Carlos Moraga, presidente de la fundación, “consciente o inconscientemente, los convierte en cómplices de crímenes y abusos inaceptables para quienes defienden los derechos humanos”.
Debemos reconocer que han sido los propios representantes del Polisario quienes facilitan las pruebas de su fracaso y representatividad, como estas fotos, donde también es relevante que organismos respetables, como el de Europa que denuncia el robo de ayuda humanitaria por parte del Polisario y recientemente sus ataques en contra de la cruz roja internacional por la visita de una delegación de esta organización, en coordinación con las autoridades marroquíes, a la zona de El Aaiún y Dajla en el Sahara. Lo que ha provocado ataques en contra de esta noble iniciativa por parte del representante Polisario en Europa Oubi Bouchraya que, en carta dirigida a Peter Maurer, presidente del CICR, califica esta visita de “inaceptable” e “ilegal”, ya que ha sido efectuada “sin coordinación previa con el Frente Polisario y sin tomar en cuenta el estatuto legal del Sahara”, como si este grupo, cuestionado y desprestigiado por delitos y crímenes de lesa humanidad, tuviese alguna autoridad para cuestionar a instituciones tan respetables.
Claramente la llamada guerra del Sahara ha demostrado no ser tal, puesto que las motivaciones del grupo Polisario responden a objetivos ajenos a los que motivan su fundación y que responden a intereses de un país que nos es el de los saharauis que, en su gran mayoría viven en Marruecos, donde han elegido sus propias autoridades, tienen su representación en el parlamento y la propuesta de autonomía regional para el Sahara, con independencia política, económica y administrativa para dirigir y administrar sus intereses, es lo más serio y viable que los saharauis han conocido en toda su historia, cuestión que explica el rechazo a los delitos del Polisario y la adhesión que de distintas formas y medios concita el reino de Marruecos y su propuesta presentada ante la ONU para resolver, de una vez y para siempre, la mal llamada crisis del Sahara, puesto que se trata de una situación relacionada con atropellos a los derechos humanos y de carácter delictual antes que ser considerada de índole política. Las fotos de Chile, relacionadas con el acto convocado en la puerta de la embajada de Marruecos y el de las mujeres chilenas en Rancagua, hablan más que mil palabras.