LA VOLUNTAD INQUEBRANTABLE DE LA RESISTENCIA URBANA

Por CRISTIAN GUZMÁN Z.

Abogado, Licenciado en Cs. Jurídicas y Sociales, Magister en Cs. Políticas y Seguridad del Estado.

No existe nada más inquebrantable que la voluntad de un joven idealista.

Igual que en el conflicto que enfrentó al pueblo de Vietnam, los que pelean por cumplir sus ideales de libertad en Chile son jóvenes en promedio de 19 años. Jóvenes que aún no han vivido lo suficiente como para saber que es tener éxito en algún proyecto o tener la fortuna de haber formado una familia estable con hijos cuyos anhelos estén en vías de cumplirse.

Son jóvenes frustrados por la ineficiencia de un modelo económico impuesto por la fuerza y que ha demostrado que no funciona o al menos no lo hace para la inmensa mayoría de los habitantes de Chile porque perpetúa un modelo de casta sin la dinámica visible de la movilidad social. 

No existe nada más invencible que la convicción y la unión de aquellos que comparten el dolor.

Por ese motivo, a esa edad, la voluntad de los jóvenes de luchar por algo que se cree Justo, aún permanece intacta.

Sobrevivir a cada día en la lucha ante un adversario con armadura, fusiles, lanza bombas lacrimógenas, vehículos tácticos anti disturbios, es la inyección de adrenalina más potente que puede existir, y hacerlo incluso sin camisa, le da ese toque épico que exalta aún más el esfuerzo desplegado en la calle. El compañerismo, la solidaridad, compartir primero el origen común, la familiaridad de la precarización de la supervivencia, el poco alimento, el agua y los escasos recursos de que disponen, un escudo de lata o de antena satelital, pintada con emblemas significativos a la lucha social, amplifica aún más la mística con la que se han formado las tribus urbanas que cada día se enfrentan a la autoridad impuesta por la fuerza desde el Estado, la que ellos y muchos sienten es totalmente ilegítima para ordenarles cómo deben conducir sus vidas.

En mayo de 1968, en Paris, los jóvenes se alzaron contra la guerra de Vietnam por que la consideraron una guerra injusta, en Mayo de 1969, el conflicto alcanzó su punto más alto de confrontación, fue cuando murieron la mayor cantidad de jóvenes combatientes en ambos lados, principalmente por la implementación de la estrategia del ejército americano que consistía en provocar más bajas en el Viet Cong de las que el Viet Cong podía causar en los Americanos. Una de las estrategias frontales de aplicación de fuerza más brutales y estúpidas que pueden aplicarse. Consiste simplemente en matar más enemigos de los que el enemigo mata. Se trata de romper la voluntad de lucha del adversario por medio de la aniquilación. Coincidentemente ese año, en el mes de junio, cuando la guerra y las bajas americanas y norvietnamitas fueron las mayores de la historia del conflicto, el hombre llegó a la Luna.

¿Qué motivó al ejército Americano a usar una estrategia como esa, tan brutal y perniciosa, incluso para los propios intereses internos de USA?

En 1969, ya nadie quería la guerra. Nixon, recién electo Presidente de USA y asumido en el cargo, aún cuando, tanto en privado como en público manifestaba querer salirse con dignidad de Vietnam, en los hechos, aumentaba el envío de tropas y recursos y la intensidad del combate. Estaba, conscientemente atrapado por las estrategias implementadas por el pentágono. En otras palabras, el pentágono tenía atrapados a políticos, soldados, combatientes y ciudadanos en un diseño de guerra que hacía imposible dejar de hacer lo que habían planificado sin que cambiarlo significara una derrota épica y la humillación para USA. Una trampa que terminó la revelación de los “papeles del pentágono” en el 71’.

Por su parte Le Duan que en ese momento tenía más poder político que Ho Chi Minh, había optado por el enfrentamiento directo, por la guerra de guerrilla urbana y selvática, aceptando ese modelo de combate porque contaba con una línea de abastecimiento robusta, la ruta Ho Chi Minh por Laos, hacia el altiplano norvietnamita, en la frontera norte de la zona desmilitarizada, que le permitía, tanto la reposición de las tropas caídas, como el surtimiento constante de municiones y armas. Contaba con la ventaja táctica de tener tropas nuevas en mayor número que USA y una línea de producción, apoyada por China y URSS en la frontera norte. Es decir, podía soportar indefinidamente la extensión del combate, y sabía que USA no lo soportaría y que la publicidad de la Guerra era el mejor aliado del Viet Cong. En este punto, la publicidad sin filtro de la guerra, era el diferencial que inclinaba la balanza internacional en favor de los Norvietnamitas. Era la prensa objetiva y la propaganda donde el Viet Cong tenía la mayor ventaja, aún cuando y estaban dispuestos a pagar el precio que fuera necesario, la diferencia de bajas era de 20 a 1 en contra. Por cada 20 combatientes norvietnamitas, moría 1 soldado estadounidense. Eso significa que, como en la histórica pelea de ALI vs WEPNER (ROCKY vs APOLO) de lo que se trata es que la gente tome conciencia de que LA FORTALEZA INSUPERABLE DEL MÁS DÉBIL, es que NUNCA, NUNCA SE RINDE y siempre termina la pelea de pie, no importa los golpes que reciba, si cae se levanta y resiste hasta el final. El paradigma indiscutible de la voluntad invencible del combatiente que lucha por un ideal.

El Pentágono ya lo sabía desde 1965, y se lo habían dicho ese mismo año a los Políticos. Todos los que tenían que saberlo, lo sabían, excepto el soldado que iba a luchar al campo de batalla y a ofrecer su vida en el combate por un ideal y la falsa premisa de que podían ganar la guerra, los jóvenes de Norteamérica, pero un Imperio o un país tampoco se rinde, están obligados a encontrar la forma de salir con dignidad del conflicto. El mecanismo para salir de cualquier conflicto con dignidad, ha sido y es siempre la negociación y el diálogo, ya sea tradicional o sea en alguna de las formas derivadas de meta-lenguaje. Cualquiera sea la fórmula, alguna de las partes o un tercero con suficiente influencia debe proponerlo, hacer la invitación y facilitar los medios y la seguridad del encuentro.

En Chile, casi  90 días de enfrentamiento urbano entre el Gobierno y la resistencia ciudadana, hay dos cosas que están demostradas: primero, que el gobierno está totalmente seco o carente de ideas para resolver el conflicto y que ha perdido toda capacidad negociadora y de liderar un proceso de pacificación.

Y segundo, que la resistencia civil urbana está determinada y tiene la voluntad necesaria e inquebrantable para seguir confrontando al poder oficial, sin importar las bajas que pudiera sufrir. A diferencia del gobierno, que al inicio de las movilizaciones tuvo su más drástica derrota y retirada institucional, cuando la PDI al sufrir su única baja, una oficial atropellada, optaron por retirarse del enfrentamiento urbano directo. Igualmente ocurre y por las presiones internacionales de las agencias de derechos humanos, con la retirada formal de las Fuerzas Armadas desde las calles de Chile. Ese fue un triunfo significativo para la resistencia que logró el repliegue táctico de dos legiones del gobierno, casi por un hecho fortuito, y que demostró que la institucionalidad oficialista no estaba dispuesta a pagar cualquier costo en esta lucha ciudadana a diferencia de la resistencia civil que ha pagado hasta ahora el costo más elevado, en vidas y daños personales, además del costo económico y social que ha tenido que soportar durante el conflicto a nivel nacional.

Desde la resistencia urbana han surgido sub grupos de lucha callejera, e innumerables agrupaciones ciudadanas de respaldo al movimiento social, igualmente se han formados lazos con la comunidad internacional que apoyan en todo el mundo las reivindicaciones sociales que piden la clase obrera y clase media chilena. Fenómeno social que se ha vertido sin filtro en las redes sociales ya que la prensa oficial, los grandes carteles informativos y la televisión tradicional se han alineado en una línea editorial única que se centra en el discurso oficial del gobierno y de las instituciones fórmales del estado, bajando y haciendo casi imperceptible y de manera sustancial la crítica objetiva a los comunicados gubernamentales y de las agencias de la seguridad pública estatales.

En este punto todos entienden, menos los grupos extremos vinculados al gobierno, que es imposible luchar contra un ideal que alimenta con fuerza el fuego de la voluntad humana. Que es imposible vencer a aquellos que están convencidos que vencerán, más allá de meras expectativas y de meras metas y objetivos temporales que puedan modificarse con el paso de los días, las semanas o meses. No se puede vencer, es imposible derrotar la voluntad del pueblo organizado y consciente de sus derechos y obligaciones. Primero, porque son la mayoría, superan ampliamente en número a los adversarios estatales, sumados todos los que temporalmente están en el gobierno, las Fuerzas Armadas, fuerzas de orden y seguridad y demás agencias colaboradoras. El desgaste de las agencias estatales es evidente. Se ha demostrado, en innumerables ocasiones, como en Vietnam o Afganistán, que no basta con tener Armas y tecnología superior, ni soldados profesionales mejor entrenados, y ese es precisamente el legado de Ho Chi Minh, que demostró con la práctica que poner una idea en la mente de un luchador, es el arma más poderosa jamás inventada y que esa ventaja táctica, junto a la Voluntad de permanecer y conquistar la libertad y el bienestar para los suyos, sumado a eso la innegable y superior propaganda que significa ubicarse en el escenario público de confrontación como “EL MÁS DÉBIL” resultan insuperables frente a cualquier contingente y masa de recursos técnicos motivados por intereses temporales y de menor jerarquía.

Bajo esas premisas comprobadas en los hechos, este es un conflicto que el oficialismo, el gobierno y el establishment perdieron aún antes de haber comenzado. En este punto, estamos plenamente de acuerdo que los servicios de inteligencia en algún momento entregaron los datos al Gobierno. Estoy convencido de que fue así, que el Gobierno tenía en su poder una lista de “acciones recomendadas” y sobre todo sabían que no podrían derrotar a este “nuevo enemigo poderoso” todas las señales públicas indican que en el oficialismo estaban plenamente en conocimiento de la situación y que tácticamente no podrían vencer en las calles contra las tácticas de lucha urbana que despliegan los grupos de la resistencia. Y que la publicidad dada por las redes sociales a los grupos como “La Primera Línea”, el Perro Matapacos, los abuelos, las mujeres y jóvenes violadas, los médicos, los gladiadores, los espartanos, los ciclistas, los mutilados, los muertos, los torturados, los quemados con agua tóxica, los atropellados, los intoxicados con gases desconocidos, los lisiados, niños y mujeres golpeados, los que alimentan a la resistencia, los que se toman la plaza dignidad, el cambio de nombre a la plaza Italia, las fake News y los desmentidos de los informes oficiales con videos de la gente que contradicen con pruebas las versiones oficiales.

Sumado a eso, el insistente discurso inconexo y alejado de toda realidad del presidente y todos los ministros a lo que se suma la condena del Congreso al ex ministro del interior por Violaciones a los DDHH.

Todo lo anterior es la suma de todos los males en un gobierno que no tiene dirección ni conducción política estratégica, que incluso parece no tener un timón que conducir y que hace agua por todos los frentes y partes posibles, que cuyo hundimiento es inevitable, porque la resistencia urbana ha cruzado el Rubicon, incluso desde antes de haberse iniciado el conflicto. La residencia urbana, siempre estuvo en este lado del Río, lo que ocurre es que la vanidad de la clase política nunca les permitió admitir que ya su tiempo había pasado y que estaban obligados a dar un paso al costado para dejar Chile y su destino a las nuevas generaciones que están más que motivadas por construir una nueva patria para sus ciudadanos.

Dijimos que un conflicto en punto muerto se soluciona instalando una mesa de negociaciones. Ocurre sin embargo, que el Gobierno dice que la “calle” no tiene un líder con quién dialogar o negociar y por eso optó por inventar que tenía una contraparte en una parte de la clase política opositora. Esa falacia discursiva ha generado un dudoso proceso constituyente, ya que la estrategia del gobierno fue darle el rol de legitimo contradictor a un grupo de políticos que carece totalmente de esa representación ciudadana.

No existe, en Chile, ninguna facción política que tenga siquiera germinalmente la legitimidad de ser el representante de este movimiento social y menos de la resistencia urbana con la que luchan cada día las fuerzas de orden y seguridad del gobierno.

Entonces, ¿con quién se conversa, entre quienes se dialoga y negocia?

Oficialmente, la guerra de Vietnam, no fue una Guerra, ya que desde el fin de la segunda mundial, está prohibido declararla y las sanciones internacionales son muy severas para los estados infractores. Así es que el Politburo de Vietnam del Norte, nunca reconoció ese estatus de conflicto y en consecuencia no se podía negociar bajo esos términos. Sin embargo, Francia ofreció los buenos oficios y la ciudad de Paris como sede de una mesa de conversaciones para La Paz.

Para dialogar antes de instalar la mesa, se usaron, Entre otras formas, los comunicados radiales y de prensa (meta leguaje) cada parte en el conflicto le comunicaba a la otra sus demandas para sentarse a la mesa a conversar sobre la paz. Ese método, el lenguaje de la guerra fría, es exactamente el que usa la resistencia urbana en Chile para enviar sus demandas al Gobierno.

Se usan, las manifestaciones y las notas de prensa y los comunicados, mensajes y llamados por medio de las redes sociales. Las intervenciones urbanas con manifestaciones artísticas. Todos los días y a cada momento. El gobierno, oficialmente dice que no hay una contraparte, parece no acusar recibo de las demandas y persevera sin hacer ningún cambio radical en su política o en su agenda. Incluso va claramente en sentido contrario aumentando el nivel de la violencia estatal. Inicia un proceso constituyente y contra toda lógica, lo hace sin incluir a todos los chilenos y todas las organizaciones sociales. Especialmente excluye a los movimientos de la resistencia urbana. Aumenta la violencia represiva y persigue a los opositores de la resistencia urbana, criminalizando las demandas sociales. Se aleja de las reclamaciones sociales e insiste en invisibilizar a los verdaderos movimientos políticos y sociales que son la base de la lucha contra el modelo político y económico que se quiere cambiar. Insiste en no cambiar y por el contrario fortalecer el modelo económico vigente.

El gobierno está sin ideas y ya nadie quiere arruinar el poco capital político que le queda y seguir participando de un gobierno que a estas alturas es un cadáver político y muchos están solo esperando que pase el tiempo. Preparando el escenario del futuro campo de batalla político que se dará en las próximas elecciones municipales.

Antes de eso, una parte significativa de las clase política privilegiada tiene que continuar con lo que parece ser una de las charadas políticas más escandalosas de la historia, la llamada “convención constitucional”, que muy pocos ciudadanos parecen comprender realmente. Hay mucha falta de orientación y preparación en ese tema. A nivel individual la gente no llega comprender la magnitud del proceso y la diferencia entre una “convención”, “asamblea” constituyente o constitucional y la diferencia entre una convención integrada por parlamentarios y otra solo por ciudadanos sin filiación política. El escenario es muy confuso para la gente común y no existe ningún interés de ninguna de las partes, y menos del gobierno, ni de la clase política oficial en aclararlo o capacitar a la gente en estos 90 días que restan para el plebiscito en que se va a decidir, si se quiere una nueva constitución y el mecanismo con el que se va a construir esta nueva Carta fundamental.

Actualmente en Chile se está pasando por un periodo claro de anarquía política la que se define principalmente por la ausencia de liderazgo en la conducción política de la nación, lo que queda demostrado por la nula, errática y zigzagueante toma de decisiones en el gobierno y la desobediencia institucional, especialmente en las agencias encargadas de la seguridad pública, lo que se ha manifestado en el desacato a sus propias normas internas e incluso la ley, en casos claros de infracciones y omisiones legales cuando han debido denunciar las conductas que han transgredido la ley y entregar las evidencias al ministerio público.

Aún cuando en este momento la conducción política estratégica del gobierno es prácticamente nula, no es excusa para dejar de implementar un plan de negociaciones para restaurar La Paz Social en Chile. Es evidente que iniciar cualquier diálogo y antes de sentarse a la mesa se debe garantizar la inmunidad a los negociadores, luego y el primer punto a poner sobre la mesa es, por una parte garantizar un proceso contribuyente transparente y limpio y en el que no haya intervención directa de la clase política o parlamentarios en ejercicio.

Es necesario que la convención o asamblea esté integrada por la cantidad suficiente de miembros sin filiación política vigente y que tengan la independencia presupuestaria necesaria que asegure su financiamiento sin ningún vínculo con el estado una vez comenzado el proceso y que cada miembro reciba un estipendio que le permita la independencia económica suficiente como para no depender ni recurrir a otras fuentes de ingresos. Que los miembros de la constituyente estén inhabilitados por al menos 5 años para postular a algún cargo parlamentario. Para eso debe darse una asignación compensatoria.

Esas condiciones previas, parecen elementales y razonables para comenzar y sentarse a la mesa a conversar de lo que realmente es esencial, esto es, todas aquellas exigencias que implican el mejoramiento o rediseño del Nuevo Pacto Social: Nacionalidad y ciudadanía, sistema de migraciones, modelo económico, sueldo mínimo, pensiones, salud, vivienda, educación, trabajo, recursos naturales, medio ambiente, sistema de concesiones, impuestos, seguridad pública, derechos y garantías constitucionales, estructura y sistema de justicia, el tipo de sistema de persecución penal civil y militar, el fin del estado subsidiario, cuotas de participación en cargos de representación, paridad de género, pueblos originarios, sistema electoral, tamaño y diseño del estado, diseño de la defensa nacional, reclutamiento y modelo de financiamiento, él sistema de inteligencia del estado, el tipo de estado, si se quiere un estado o República unitaria, estado federal o regional, etc.

Estos son los temas esenciales de una democracia, deben y es imperativo que estén presentes en la mesa de negociación. Si falta alguno de ellos es técnicamente imposible comenzar y pensar siquiera en conversar. Una lista con estos temas sobre la mesa es la base, la tierra fértil sobre la cual se puede sembrar la semilla de la confianza mutua entre las partes del conflicto y el inicio de cualquier nueva República.//