Por. Fredy Antilef
Secretaria Amplia de Movimientos Sociales.
Si hay algo que nos queda claro día a día es la desconfianza de una gran mayoría de chilenos en el sistema político, desconfianza que no permite que el país avance y vaya cerrando sus temas y heridas. Dejando la dictadura afuera de este análisis y si con una pequeña mirada respecto a lo que ha sido esta democracia en los últimos años, sin duda son más las decepciones y pena por el país que nos convertimos. No hemos logrado avanzar ni en derechos, ni en mejoras sociales. Las últimas grandes reformas que ha tenido Chile y que han sido en beneficio de las mayorías, están suscritas a otras décadas y otras generaciones. Hoy vemos los resultados donde, con una mirada basada en el verbo rector de la economía, las áreas de salud, educación, investigación, cultura no cuentan con resguardo constitucional. Es decir, hemos construido una sociedad en función de las ganancias de unos pocos chilenos incapaces de ponerse en el lugar del otro, que no están pensando en el desarrollo real de la nación, si no solo en llevar a delante sus negocios, sin importarle los derechos de la gente, el medio ambiente ni la vida. Esta democracia continúo las privatizaciones profundizando el modelo. Hoy el individualismo se ha convertido en una herramienta de disociación de las personas, de las familias, de la nación y hemos visto como un sector importante de las generaciones nacidas en esta democracia no contaron con los elementos necesarios para competir en este modelo. Entonces, no podemos comenzar a discutir reformas educacionales, cuando no todos los niños y niñas se alimentan de la misma manera, no todos reciben las proteínas y sustancias que el cuerpo humano requiere para desarrollarse completamente. No todos contaron con familias cohesionadas, millones de jefas hogar, hogares despedazados por la droga y el alcohol, alejados del conocimiento y la cultura como política pública. No contamos con áreas de investigación con presupuestos importantes, tenemos kilómetros de costa y muy pocos saben del mar, los cielos más claros del mundo para convertirnos en una potencia espacial.
Con falta de justicia, que ha arrastrado a un país que no cierra sus heridas a seguir separado de sus instituciones, en particular las FFAA, las que debemos reformar para acercarlas a la ciudadanía y convertirlas en instituciones profesionales, con capacidades técnicas de cooperación, con equipos de emergencia para catástrofes naturales y con fuertes vínculos con la sociedad civil, conscientes de que el territorio que habitamos nos pertenece a todos, sin exclusiones ni diferencias de ningún tipo.
Debemos cambiar nuestra lógica en política exterior, comenzar a razonar y pensar en colaboración, teniendo claro que en algún momento todos nos necesitaremos. Y nosotros como nación debemos liderar esa nueva mirada, para llevar Latinoamérica a ser una potencia con una sola voz. Soñamos un país amante del deporte, con apoyo del estado y nuestros representantes logren sus metas no solo gracias al esfuerzo familiar.
Necesitamos un Nuevo Estado y con nuevas directrices para enfrentar los problemas del país, donde se encuentren los trabajadores, gremios de la empresa, estudiantes, autoridades y el conjunto de la sociedad civil, basando el esfuerzo en lo más importante para un país, como es su pueblo, su trabajo, su esfuerzo y su fe.
Necesitamos un Estado fuerte que no pueda sucumbir a los vaivenes de intereses de la política pequeña. Un Estado que implemente políticas urgentes en el área social. Un estado que genere una nueva mirada respecto a los pueblos originarios y su cultura milenaria. Que la economía vuelva a ser un instrumento de crecimiento y no de especulación.
Que la primera medida en educación sea generar ciudadanos, basado en la solidaridad, amistad, compañerismo e igualdad de género. Que las nuevas generaciones sean las que lleven a Chile a tener voz en el concierto mundial, que lleven el mensaje de cómo se construye sociedad y comunidad en una nación. Cuando un estado está presente, no pueden los interés ocultos y pequeños arruinar el derecho a ser feliz de quienes, con todas sus variantes, pluralidad y diversidad son el Estado, donde el pueblo, y la educación tiene que ser preponderante, en cuyo contexto es posible dar pasos cuantitativos en la mirada de construcción de una comunidad, que tiene derecho a una mejor calidad de vida y a una familia feliz.
Un nuevo Estado que le entregue a la mujer los derechos e igualdad que por siglos se les ha negado. Un Estado que resguarde las minorías y sus derechos. Un Estado que se construya a través de sus regiones y sus intereses locales. Un estado que no pueda ser saqueado ni de dentro ni de fuera. Un Estado que construya el camino para el Chile de los próximos 100 años, tarea que recae en todos los chilenos y chilenas, sin exclusiones de ningún tipo, donde el interés de Chile se encuentre por sobre intereses menores que, desgraciadamente y en el último tiempo, tienen a las instituciones permanentes de la república en el más alto grado de desprestigio de toda su historia, lo que solo es posible revertir en la medida que el conjunto de los hombres y mujeres de esta tierra asuman, con amor, generosidad y patriotismo, la responsabilidad de entender que la patria somos todos.