El bloque de izquierdas logró ayer un triunfo claro en las elecciones generales en Dinamarca, con el Partido Socialdemócrata como primera fuerza con un 26,2% de los votos, prácticamente el mismo resultado que en las últimas elecciones. El denominado bloque ‘rojo’ consiguió 91 escaños, frente a los 75 del bloque ‘azul’, que se ha visto perjudicado principalmente por el hundimiento del Partido Popular Danés (PPD), la formación de ultraderecha que en la última legislatura ha dado apoyo externo al gobierno liberal-conservador de Lars Lokke Rasmussen. El partido populista y xenófobo ha perdido la mitad de los apoyos, pasando de un 21,1% a un 8,9%, mientras que los liberales del primer ministro no sólo han resistido, sino que han mejorado los resultados y se han quedado a menos de tres puntos de los socialdemócratas (23,7%).
En las elecciones al Parlamento danés (Folketing) se eligen 179 diputados — cuatro corresponden a representantes de los territorios autónomos de Groenlandia y las Islas Feroe–, por lo que la mayoría absoluta se sitúa en los 90 diputados. Con estos resultados parece claro que los socialdemócratas recuperarán el poder tras una legislatura de políticas de derechas marcada especialmente por el debate migratorio. El PPD ha conseguido introducir su discurso antiinmigración en la agenda política del país, hasta el punto que él mismo se ha visto perjudicado, ya que los grandes partidos tradicionales han adoptado su línea dura. El gran beneficiado ha sido el Partido Socialdemócrata, que tras un viraje a la derecha en cuestiones migratorias, ha conseguido captar a una buena parte de los votantes del PPD, que ha encajado la mayor derrota en sus dos décadas de historia perdiendo la mitad de los votos. Sin embargo, los socialdemócratas han visto también cómo parte de su electorado ha optado por otras formaciones de izquierdas. El mayor incremento se lo ha llevado el centrista Partido Social Liberal –a la izquierda en cuestiones sociales, especialmente en cuanto a inmigración, pero liberal en cuestiones económicas–, que casi ha doblado sus resultados (del 4,6% al 8,3%) y ha arrebatado la cuarta posición a la Alianza Rojiverde–el partido situado más a la izquierda del panorama político danés—, que tras un ligero descenso (del 7,8% al 6,6%) ha quedado como séptima fuerza. También se ha apuntado una mejora significativa el Partido Socialista, del 4.2% al 7,6%.
En el bloque ‘azul’, los aliados de Rasmussen en el gobierno han registrado resultados desiguales: la Alianza Liberal ha perdido más de la mitad de los apoyos (del 7,5% al 2,3%), al borde de quedarse sin representación, mientras que el Partido Popular Conservador ha mejorado, pasando del 3,5% al 6,7%. Una de las incógnitas de estas elecciones era si los dos nuevos partidos de ultraderecha Nye Borgerlige (Nueva Derecha) y Stram Kurs (Línea Dura) conseguirían superar el umbral del 2% que da el tique de entrada al Folketing. Finalmente solo el primero lo consiguió, mientras que el partido ultranacionalista y xenófobo Stram Kurs –que aboga por prohibir el Islam en Dinamarca y expulsar a todos los musulmanes– se quedó a las puertas con un 1,8%.
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