Gobierno – CUT: DURMIENDO CON EL ENEMIGO.

María Cristina Larraín.

Editora: El Siete

 No deja de sorprender el acercamiento de  la Cut (léase partido comunista) con el gobierno del presidente Piñera durante los 6 primeros meses de su administración. Aún más cuando este repentino amor se extiende al empresariado con declaraciones  sobre “la importancia de anteponer los intereses de Chile y de los trabajadores por sobre cualquier otra situación”.

Varias fotos de estos meses en que aparece la presidenta de la CUT con el ministro Del trabajo y o representantes del empresariado no dejan de llamar la atención, especialmente una de ellas, donde el presidente de la CPC durante la mañana del 1 de mayo en una actividad organizada por la ACHS, parecía indicar que realmente eso de los tiempos mejores era mucho más que una frase. Lo cierto es que ese mismo día y solo un par de horas después de esta imagen, es la misma presidenta de la CUT quien, en su discurso frente a 5 mil personas y el comité central del PC y PS manifiesta que: “no da lo mismo quien gobierne, pues la lucha de los trabajadores nos exige unidad y lucha para defender los avances alcanzados y no aceptar migajas del empresariado o el gobierno”.

 Varios en el entorno del presidente Piñera y ministerio del trabajo pensaron que solo era un discurso más, que “lo importante era lo conversado en privado con la presidenta de la Cut, que les aseguraba una tregua durante los primeros 6 meses, lo que permitiría crear condiciones para una buena relación entre la Cut y los representantes del presidente”. Otros, más escépticos, recordaban que en el gobierno anterior de Piñera, la misma Cut y la misma Bárbara convencieron a su ministra del trabajo Evelyn Mathei que “deseaban una relación constructiva con el gobierno”. Mathei, dejándose llevar por cantos de sirena, privilegió a la CUT en desmedro de otras centrales al tratar temas de los trabajadores y nombrar delegados a la reunión anual de la OIT en Ginebra donde, para sorpresa de Mathei y los representantes de Piñera, la Cut denuncio “al gobierno empresarial de Chile por su política en contra de los trabajadores”.   

Recientemente en la discusión del salario mínimo la CUT exigió al gobierno ser la única interlocutora, lo que este aceptó dejando, una vez más, de lado a las otras 4 centrales legalmente constituidas en nuestro país. El resultado fue que el gobierno y su  ministro del trabajo debieron asumir una verdadera derrota política, además de entregar nuevos elementos a quienes, en las otras 3 centrales, plantean aceptar el llamado de la Cut para crear un frente único de trabajadores frente al gobierno, puesto que Bárbara Figueroa y sus mensajeros les ofrecen un mejor trato que el ofrecido en marzo por el ministro Monckeberg a los representantes de 3 centrales que, juntas, son más representativas que la Cut.

El errado manejo del gobierno ha terminado por fortalecer las posiciones más duras del sindicalismo y legitimar a la Cut como único representante de los trabajadores en desmedro de otros referentes en momentos que, por sus escándalos eleccionarios internos, líos de platas poco claras y la derrota en el colegio de profesores donde Bárbara Figueroa, con la última mayoría, apenas pudo quedar en el directorio, el apoyo del gobierno al reconocer a la Cut y al PC como interlocutor válido es un enorme tubo de oxígeno para un grupo político que representa menos del 7% del electorado y en el mundo sindical concita un enorme rechazo, lo que ha significado que recientemente y a su propia izquierda surja una CENTRAL CLASISTA.

Repitiendo el libreto del primer gobierno de Piñera, Bárbara Figueroa ocupa espacios que, antes de este gobierno, parecían imposibles, de lo cual y como todos saben, se jacta y se burla.  La exposición sobre Clotario Blest en el GAM, cuya documentación pertenece a la fundación que lleva el nombre de este líder sindical, es realmente sorprendente porque surge después que es el propio ministro Monkeberg quien solicita a la fundación los materiales para montarla en un acto conjunto.

Llegado el día y por directa gestión del Ministro del trabajo, el acto no solo fue tomado por el PC y la oposición a Piñera, donde no había ni un solo parlamentario de gobierno, sino que Bárbara Figueroa se dio el lujo de descalificar a Clotario al decir que era falso que el sindicalista nunca había estado en un  partido político. En la ocasión, junto con demostrar ignorancia al confundir movimiento (donde participaba Clotario) con  partido (donde milita Figueroa), se cuidó de no recordar que fue su propio partido comunista el que, en un acto que debiera avergonzarlos, expulso a Clotario Blest de la CUT bajo la acusación de TRAIDOR Y DEGENERADO. Este acto, organizad y financiado por el Ministerio del trabajo, que debió ser inclusivo y transversal, resultaba  increíble ver a doña Bárbara como dueña de casa en un escenario que debió respetar, que se desarrollaba bajo la tierna mirada del ministro Monkeberg y la indignación de otros dirigentes que, presentes en el acto,  honestamente respetan al líder sindical y notaron como ni siquiera se nombró a la fundación que lleva años trabajando para cuidar el legado de Clotario.

A 6 meses del gobierno de Piñera la Cut se esfuerza por dar forma a un frente de trabajadores, con todas las centrales, para que hegemonice las luchas sociales contra el gobierno de Piñera, en lo cual necesita marcar diferencias públicas con el gobierno y los empresarios a quienes, como dijo públicamente un alto dirigente de la Cut “Bárbara los maneja con el dedo chico”. Ya no se trata de discursos en el 1° de Mayo o sus imposiciones  en las negociaciones por sueldo mínimo, sino que va más allá y, con patrocinio del abogado Pablo Zenteno (también del PC) acaba de “denunciar ante la organización internacional del Trabajo al gobierno de Chile por el incumplimiento del convenio 111 de la OIT al despedir funcionarios de la administración pública”. Figueroa, al presentar esta denuncia, afirmó que era por la “represión política en contra de funcionarios fiscales y que no descartaba otras acciones más fuertes en el futuro en Chile y ante organismos internacionales”.

Sin duda el desconocimiento por parte de algunas autoridades sobre la “praxis” marxista, que entiende a los sindicatos como correa de transmisión de los partidos (Lenin) donde el “caminar con los 2 píes, uno arriba y otro abajo” es parte de su actuar permanente, lo que ya vimos con el gobierno de Bachelet (estaremos con un píe en el gobierno y otro en la calle), o el aparato armado clandestino y el de superficie (el partido), es coherente ahora con declaraciones sobre la mejor disposición de la CUT en reuniones privadas y su actuar leninista concreto que responde a una utilización ideológica y partidista de centrales y sindicatos. Es importante aclarar que si el gobierno ha resuelto dormir con su enemigo, como lo hizo en el periodo anterior, debiera aclarar si lo hace por desconocimiento o masoquismo.

Mientras esto ocurre, las centrales ignoradas y sindicalistas independientes, muchos de los cuales apoyaron a Piñera, observan atónitos como, una vez más, han sido engañados y dejados de lado, pero no por quienes utilizan en beneficio partidista los sindicatos, porque, mal que mal es lo que se espera de ellos, sino por quienes les aseguraron que vendrían tiempos mejores y que en sindicatos y organizaciones sociales se respetaría la transversalidad e independencia de sus integrantes. Al parecer y todo lo indica, no será así.

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